martes, 2 de abril de 2024

Diferencia entre economía política y economía real


 

Cuando se atraviesa una situación económica de crisis como la que padecemos en estos momentos en España, las diferencias de opinión, y de valoración, sobre dicha situación entre industriales y financieros, son de lo más divergente. Y no digamos nada cuando esas diferencias se comparan con las de los políticos. Aquí el asunto ya es de traca.

No hace mucho tiempo, y en plena crisis, el nuevo inquilino de la Moncloa y sus compinches, estaban pletóricos ¿Lo recuerdan? Pero de repente, la “visión política” de la situación cambió rápidamente al admitir la grave situación económica ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo este individuo haya cambiado de parecer? Pues sencillamente lo que cambió fue “el punto de vista”. Aquí está el truco.

 A pesar de este reconocimiento, el gobierno no sabe frenar sus gigantescos gastos y el alarmante déficit y el aumento sin medida de la presión fiscal. El hecho archidemostrado es que los gastos públicos siguen aumentando exageradamente. No hay más que echar un vistazo al funcionariado: el aumento de personal es gigantesco. Esto indica que la austeridad no existe en los organismos oficiales.

 Estos organismos, como es lógico, dependen del gobierno y la actividad económica de éste ya se sabe que va destinada a sus votantes para perpetuarse en el poder, no importándole que la economía real que se ve y se palpa, sea muy inferior a la economía prevista por los políticos. (Recordamos un “discurso” del ignaro ZP cuando dijo en su día aquello de que “como hay que ser ambiciosos, no descarto un aumento mayor del crecimiento económico”. Y se quedó tan pancho).

 Este desequilibrio económico entre lo real y lo político, se ve, se palpa y se padece de varias formas: altos tipos de interés, inflación, aumento de impuestos, recesión, etc, etc. Todo esto trae como consecuencia la disminución de recursos de las personas.

 Da la sensación de que este gobierno no sabe que sus decisiones políticas en materia de gastos pueden desfavorecer, de una manera directa o indirecta, a los españoles. Y decimos esto porque, como todo el mundo sabe, se presupuestan inversiones gigantescas de escasa o nula utilidad, inversiones “estudiadas y pensadas” por auténticos políticos ineptos. Pero, eso sí, están hechas con vistas electorales.

 Como puede verse, la convergencia que tendría que haber entre la economía real y la política, no existe. Lo que hay es divergencia ¡Aviados estamos!



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