miércoles, 2 de agosto de 2023

“Comunismo y nazismo” ( I )


 

Como ya saben, socialistas y comunistas llaman fascista, o “facista”, como decía un votante sociata, a toda aquella persona que no está de acuerdo con sus doctrinas, que no dejaron más que hambre, miseria, odio y terror.

El fanatismo de esta gente no tiene nombre. Tanto que hablan de modernidad, de avance y demás, siguen teniendo en la mente lo que decía la Internacional Comunista hace cien años, concretamente en 1924, que estaba controlada por el criminal Stalin:

"A medida que la sociedad burguesa continúa decayendo, todos los partidos burgueses, particularmente la socialdemocracia, adquieren un carácter más o menos fascista ... El fascismo y la socialdemocracia son los dos lados del mismo instrumento de la dictadura capitalista".

Dicho lo anterior, vamos a comentar en unas entregas el libro “Comunismo y nazismo. 25 reflexiones sobre el totalitarismo en el siglo XX (1917-1989”, obra escrita por Alain de Benoist, autor de una vasta obra en el terreno de la filosofía política y en el de la historia de las ideas, editado por Ediciones αltera, S.L., 2.005, 186 páginas, incluido el Índice.

Como sucede con otras obras, como por ejemplo “El libro negro del comunismo” ( I ), este libro parece estar desparecido y secuestrado de las librerías, ya que sólo es posible adquirirlo a través de Internet.

La obra es una reflexión histórica, política, filosófica y social sobre los dos totalitarismos más criminales del siglo XX: el comunismo y el nazismo que, en el fondo y esencia, son lo mismo.

Si vemos por la calle a una persona que en su camiseta lleva la efigie del Che Guevara, y vemos a otra que llevase la de José Antonio Primo de Rivera, el primero será admirado y respetado, mientras que el segundo será automáticamente condenado y maldito, sin pararse a pensar y a considerar que la ideología que representa al Che asesinó vilmente a José Antonio. Todo esto sin tener en cuenta que, si el nazismo exterminó a 25 millones de personas, el comunismo liquidó a 100 millones.

Viendo esto, sobradamente demostrado, nos parece de pura lógica el considerar al comunismo como más criminal que al nazismo, ocurriendo en la realidad todo lo contrario. Lenin tenía razón, y no nos cansaremos de repetirlo, cuando hablaba de los idiotas útiles.

En la página 15, se puede leer: “El interés del libro reside más bien en que se apoya en una documentación rigurosa procedente en parte de los archivos de Moscú, hoy abiertos a los investigadores. Ésa es la razón de que las cifras que en él se reflejan no hayan sido apenas impugnadas, y la conclusión de un cierto número de observadores es que el balance del comunismo constituye el caso de carnicería política más colosal de la historia o que se haya establecido la verdad sobre mayor, el más sanguinario sistema criminal de la historia”.

Stephane Courtois, uno de los autores de “El libro negro del comunismo”, sobradamente documentado, dice a este respecto que todos los regímenes comunistas han “erigido el crimen de masas en verdadero sistema de gobierno”.

Sin embargo, a pesar de esto y de otras muchas cosas terribles y horribles, hubo y hay muchos que se resisten, o que incluso niegan, la naturaleza criminal del comunismo. Conocimos a un pedante marxista infumable que decía que “El libro negro del comunismo” “contiene muchas imprecisiones”, imprecisiones que no citó y de las que nunca habló.

En la página 19, se lee:

“Quienes tuvieron el triste privilegio de ser sucesivamente internados en los campos comunistas y en los nazis, pudieron hacer dicha comparación sobre el terreno. Liberada en 1945 del campo de Ravensbrück, después de haber formado parte de un grupo de comunistas alemanes que el NKVD había hecho pasar sin transición de los campos de la muerte en Siberia a las mazmorras de la Gestapo, Margaret Buber-Neumann había declarado en su día: ‘No creo que haya habido o que persista aún una diferencia de grado a favor de los campos soviéticos’. Su voz fue inmediatamente ahogada”.

Evidentemente, las comparaciones entre los dos sistemas, enoja y pone catatónicos a los comunistas. (Conviene recordar que Lenin se anticipó a Hitler en la utilización del terror contra la población civil con la creación de los campos de concentración (orden 26 de junio de 1.918), y con el uso del gas (órdenes de 12 de junio de 1.921). De esta forma, con el “terrorismo de masas”, que decía Lenin, era como tenía que asentarse el comunismo).

Sobre este asunto, en la página 21 se puede leer: “El nazismo puede, pues, definirse como un anticomunismo que ha tomado de su adversario las formas y los métodos, empezando por los métodos del terror”.

A pesar de todo esto que estamos viendo, los tópicos típicos aún siguen estabulados en las mentes “progresistas” de lo políticamente correcto. Así, en la página 25 se lee:

“El comunismo ha destruido más vidas humanas aún que el nazismo, y sin embargo continúa prevaleciendo la opinión de que el nazismo ha sido, de cualquier forma, algo mucho peor que el comunismo”. Como se decía en un basto y cutre programa del “ENTE”, ¿por qué será?

( I ).- Este libro lo tenemos comentado en este blog con fechas 7 y 8 de febrero de 2.017.

Continuará.



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