Desde hace unos años, la sociedad mundial está pasando
por unos tiempos anómalos y alarmantes. Obviamente, vamos a ver algo de esta
sociedad, pero de la española, que está inmersa en una incultura y en una
situación de lo más preocupante.
La “ciudadanía” que creó el Bobo Solemne, está peor en
estos momentos debido a este impresentable desgobierno que tenemos. La
desinformación, a través de los “medios de confusión”, está llevando al “pueblo
soberano” a una estulticia e ignorancia sin precedentes ya que, entre otras
cosas, en vez de explicar lo verdaderamente acontecido en otros momentos
históricos para aprender de lo sucedido, se hace todo lo contrario: se condena,
se silencia, se omite, se miente, etc, según convenga, para demostrar que
“nosotros” tenemos la razón.
Los politicastros actuales sólo piensan y mirar para
el panel ideológico. Les importa un bledo, dos cominos y tres dídimos la
incalificable situación en la que estamos. Lo que sí les importa es la
convulsión, la crispación, el estremecimiento, etc, del “pueblo soberano”,
corrompiendo, pervirtiendo, envileciendo, dañando, emponzoñando, etc, todo lo habido y por haber.
Ahora todo el mundo opina. Las “enredes” sociales, las
televisiones en manos de la nomenclatura, y varias cosas más, se las considera
como el desiderátum del conocimiento y del saber. El sofisma “ad verecundiam”
para algo está, oiga: lo dijo Blas, punto redondo. Y así se ven catetos y catetas
por doquier.
En fin, no se puede permitir que varios, varias y
“varies” eliminen las bases del orden, del respeto y de la libertad,
cambiándolas por la bota, el bozal y el grillete, amén del oír, ver y callar,
por mucho que hablen de democracia, más bien “memocracia”.
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