viernes, 23 de febrero de 2024

Ser político


 

Decía de sí mismo un pedante marxista infumable que “soy un político muy sagaz”, diciendo también que “tengo mucho de científico”. Sin comentarios.

En 1958, el sátrapa Fidel Castro, admirado y defendido por el pedante marxista de marras, decía que “No he sido nunca ni soy comunista”, diciendo después que “El poder no me interesa. Después de la victoria quiero regresar a mi pueblo y continuar mi carrera como abogado”.

En 1959, un año después, comentaba que “nuestra Revolución es tan cubana como nuestras palmas . . . Y toda esta campaña de ‘comunista’, campaña falsa, campaña canallesca, que ni nos preocupa, ni nos asusta”.

En 1961 continuaba el sátrapa: “No somos políticos. Hicimos la revolución para echar a los políticos”. No cabe duda de que este sátrapa tenía razón, pues los regímenes totalitarios como el suyo, y de otros tipos, efectivamente no tienen nada de políticos: son más bien apolíticos, pues, entre otras cosas, la mentira campa por sus respetos.

En una sociedad normalmente constituida si no existe una verdadera política, todo el acontecer social se irá a hacer puñetas, llegando a la dictadura, al autoritarismo, al anarquismo, a la tiranía, al absolutismo, al despotismo, a la opresión, etc, ya que la verdadera política tiende a armonizar, coordinar, convenir, etc, los diferentes intereses que hay dentro de una nación.

Cuando tal política no existe, se recurre al populismo con el objeto de mantener el arrebato, el “entusiasmo”, la quimera, la ilusión, etc, en las masas, además de perseguir el aniquilamiento de todo lo que huela a oposición. De esta forma, el “pueblo soberano” queda convencido de que en un futuro próximo se verán realizadas las maravillosas y extraordinarias promesas que se hicieron en su día.

En estos momentos tenemos en España unos sujetos, “sujetas” y “sujetes” que tienen la sartén por el mango, o por el mando, que nada se parecen a los verdaderos políticos, ya que su modo y manera de gobernar es a través del engaño.

El genial Francisco de Quevedo y Villegas decía que “La hipocresía exterior siendo pecado en lo moral, es grande virtud política”.

El gran escritor, periodista y filósofo británico G.K. Chesterton, autor, entre otras obras, de El hombre que sabía demasiado” y sus “Obras completas”, decía que A algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro”.

El gran filósofo español Jaime Balmes, autor de la gran obra “El Criterio”, decía que Ciertos hombres tienen el talento de ver mucho en todo. Pero les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay, y nada de lo que hay”.

¿No creen que estas frases de estos grandes personajes son aplicables a los mencionados sujetos, “sujetas” y “sujetes”?

En fin, la mayoría de los políticos mienten con frecuencia, y otros lo hacen casi siempre, o si lo prefieren, casi nunca dicen la verdad.

¡Ah!, y algunas políticas y “polítiques” prefieren ir a casa “sola y borracha”, oiga.



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