sábado, 24 de febrero de 2024

Amordazar los poderes


 

Estamos viviendo unos de los peores momentos en esta España nuestra, que diría la cantante Cecilia. La vida nacional, que hace unos años era de una relativa normalidad y tranquilidad, se está perturbando por culpa de una actitud negativa y hostil a cualquier proyecto que se oponga a la auténtica regeneración de la Patria. Y no solamente hay una actitud negativa, sino que surgen también las amenazas.

Estas amenazas no son de tipo físico, sino de tipo coactivo. Así, se amenaza con la paralización de la nación por medio de huelgas, manifestaciones, llamadas al “pueblo soberano”, etc, o se amenaza también negando apoyos, que más bien pudiera calificárseles de contubernios, para que la “democracia” funcione. Estas amenazas, para disimular un poco, se nos presentan como que no vienen de los políticos, pero sin embargo, provienen del entorno domesticado por éstos, ya sean prensa, radios, televisiones, “enredes” sociales, etc.

 

Por otra parte, no olvidemos que la democracia, como tantas veces se ha dicho, es el sistema menos malo de todos. Y decimos que es el menos malo porque tiene muchos fallos, fallos que habría que corregir, eliminar o reducir. Así, cuando en una nación el gobierno de turno tiene la mayoría absoluta, puede hacer lo que le parezca: desde abusar de su poder, hasta burlarse de la oposición.

 

En el caso que la mayoría no sea absoluta, el asunto cambia ya que gobernar no es tan fácil, pero puede que resulte beneficioso para los gobernados porque el poder público ya no puede cometer abusos de ningún tipo, ni tampoco extralimitarse en sus funciones y atribuciones y, sobre todo, no amordazar o invadir los otros poderes, ni tampoco entrometerse ni inmiscuirse en los derechos sociales o individuales, como pretenden ciertos tipos, “tipas” y “tipes” , o como hizo en su día aquella pandilla de íncubos que llegaron al poder y que dejaron a España arrasada en todos los órdenes.

 

Por tanto, creemos que un gobierno de mayoría absoluta es perjudicial para una nación. Y no digamos ya nada si además tiene una monarquía que no vale para nada, nada más que para gastar dinero a tutiplén. Y no digamos ya nada de los 17 reinos taifas. ¡Estos sí que derrochan!




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