sábado, 17 de febrero de 2024

“El gran fracaso”.


 

El título completo del libro es “El gran fracaso. Nacimiento y muerte del comunismo en el s. XX”, autor Zbigniew Brzezinski, Maeva Ediciones, S.A., 1989, Madrid, 254 páginas, incluido Índice.

El autor, nacido en Polonia, tiene la nacionalidad norteamericana. Es licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Filosofía por la Universidad de Harward y catedrático en la Universidad de Columbia.

El libro no tiene desperdicio. Gran conocedor del sistema, previó en 1964 la caída del comunismo, “el fallecimiento histórico del sistema comunista”, así como también previó, acertando también, un golpe de Estado en la destartalada URSS.

Como ya saben, allá por los años sesenta del pasado siglo XX, los ideólogos marxistas estaban convencidos, de forma soberbia, de que la Humanidad caminaba irreversiblemente hacia el comunismo. Conocimos un pedante marxista infumable totalmente convencido de este asunto. Sin embargo, un cuarto de siglo después, la cosa cambió y el comunismo se derrumbó estrepitosamente.

El autor demuestra la imposición totalitaria del sistema, tanto en el terreno económico, como en el social y en el político, destacando además el terrible costo humano que supuso su implantación, con todo tipo de terrores y horrores.

La obra está escrita con mucho rigor y precisión, asunto este del que carecen los “historieteros” marxistas que, a base de “análisis” totalmente abstractos y de falsa dialéctica, omiten y eliminan lo que es el verdadero marxismo: un sistema inviable.

El autor nos narra las ansias de libertad que tenía el pueblo soviético. Así, en febrero de 1988, a punto de derrumbarse el sistema, se formaron “unos treinta mil grupos informales en la Unión Soviética. Representaban la respuesta dela sociedad a diversas inquietudes, desde la ecología, la renovación urbana, las actividades sociales, los recitales de música, la conservación de monumentos históricos y religiosos, hasta actividades políticamente más comprometidas como debates históricos, estudios sobre leyes, filosofía, lenguas nacionales, prácticas religiosas, elaboraciones de reseñas acerca de detenciones políticas y oposición política  ideológica. Aunque estos grupos eran más numerosos en Moscú, en Leningrado y en las capitales de las repúblicas, también las ciudades más pequeñas – a pesar de un control policíaco más directo – conocieron estas manifestaciones de espontaneidad social”.(Página 62) 

El partido ya no tenía el control ideológico del sistema. Su exclusivismo estaba desapareciendo. El unanimismo impuesto se estaba derrumbando. La sociedad comenzaba a hablar y a expresar sus verdaderos intereses.

Las ideologías, la religión, la cultura, las convicciones y valores personales, ya no estaban bajo el control del partido, aunque, claro, oiga, estas cuestiones ya las habían “resuelto” Marx, Lenin y Stalin.

Por otra parte, ya en 1987 hubo protestas contra el control que las editoriales ejercían sobre los libros, llegando incluso a publicarse ciertas obras que anteriormente estaban prohibidas.

Los que más dolió a los jerarcas que aún quedaban, fue el resurgimiento de la religión. Tres cuartos de siglo de comunismo no fueron capaces de erradicarla del pueblo, pues en 1988 se celebró el milenio de la conversión de Rusia con la presencia de millones de personas. Los emblemas e insignias religiosas comenzaron a verse de nuevo. El ateísmo obligatorio desapareció del mapa.

Otro asunto que puso al sistema patas arriba, fue cuando la gente perdió el miedo, y se dedicó a escribir y contar todo el terror y todas las masacres cometidas por el régimen. La mayor parte de estos relatos eran testimonios de testigos presenciales.

En fin, libro recomendado para saber cómo era, y es, este criminal régimen, por el que aún hoy día andan por ahí sujetos dando “coletazos” para implantarlo.



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