Hay métodos para pensar, pero
también hay sofismas para confundir. De los métodos, es mucho pedir al “pueblo
soberano” que se pare a pensar un poco. De los sofismas, vale más no hablar:
como no se piensa, la confusión está servida. Y así pasa lo que pasa: se
admiten verdaderas barbaridades aceptadas por el simple hecho de que lo dicen
los medios “ad hoc”, medios en los que hay insignes badulaques, estultos e
ignorantes, llenos de baratija ideológica, sin contar los pedantes infumables marxistas
que pululan por algún que otro “periodiquín” que, como ya hemos dicho muchas
veces, traga todo lo que se le eche.
Los citados pedantes, con sus “análisis químicos” y sus “análisis marxistas”, lo único que hacen es desautorizar, o mejor dicho, pretender desautorizar un razonamiento o una afirmación por el mero hecho de que lo dijo fulanito de tal, a la vez que se le desautoriza a éste. Esto es, sencilla y llanamente, un sofisma. Lo que verdaderamente importa es lo que se dice, no quién lo dice.
Sin embargo, estos pedantes marxistas
caen constantemente, y
contradictoriamente, en el sofisma “ad verecundiam”. Lo dicho por Marx, Lenin, Marigella,
Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Stalin, Fidel Castro, Che Guevara, Mao, etc,
etc, es irrevocable y va a Misa. No hay nada que discutir. Siempre tienen
razón. “Su razón”, claro, como la que tenía D. Quijote cuando decía que eran
gigantes y no molinos.
Y cuando se ponen a hacer “análisis
marxistas” de cualquier asunto, la cosa ya es esperpéntica. Emplean el método
axiomático, que más bien es dogmático, consistente en establecer o admitir una
serie de enunciados o dichos por una “autoridad” (Marx, Lenin, Stalin, etc) y
aplicarles una serie de reglas y normas que “convengan” a la materia de la que
se hace el “análisis”. La cosa es salvar la teoría que, por ejemplo, puede ser
la marxista. Aunque los enunciados antes mencionados no sean evidentes, se les
acepta porque valen para el “razonamiento”.
¿Por qué no emplean estos “analistas” el
método deductivo aristotélico, que es en el que se basa la Lógica, método que
va de lo general a lo particular, y en el que las conclusiones a las que se
llega no tienen falta de comprobación? Pues muy sencillo: si empleasen este
método sus “razonamientos” y “análisis” fallarían estrepitosamente, ya que se
verían que eran auténticas falacias, acompañadas de toda clase de sofismas:
desde el mentado “ad verecundiam”, pasando por el “ad hominen”, hasta llegar al
de “ad ignorantiam”, “ad odium” y “ad iram”, muy utilizados estos últimos en el
“razonamiento” marxista, sin olvidar el “ad baculum”.
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