Cuando en 1982 los socialistas llegaron al poder por decisión casi unánime de los españoles, especialmente por los que no habían participado en la Guerra Civil, parecía que una nueva etapa se abría en España: paz, democracia, felicidad, etc, constituían la propaganda bucólica por aquel entonces.
Doce años después, el gonzalato se hundió. El saqueo de las arcas del Estado, el aumento galopante del paro y la corrupción que llegó hasta las más altas y respetadas instituciones, contribuyeron a ello. Como es lógico, la desconfianza cundió y el pueblo dio su voto al PP en las elecciones de 1996.
Después, con elementos extraños y ajenos en apariencia a la campaña electoral, han vuelto al poder. Por aquel entonces se habló de talante, talento, diálogo, regeneración democrática, etc. Fue la época del zapaterato que, por fin, se terminó en su día, volviendo de nuevo los sociatas de la mano de Su Sanchidad, y también de la mano de la comunista Sor Yolanda ¡Quién nos iba a decir que Atila, rey de los hunos, se iba a parecer a Pedro Sánchez, rey de los “otros”, XVI siglos después!
Porque este sujeto, al igual que Atila, ha
arrasado, y arrasa. Y lo ha hecho y hace de una forma brutal y premeditada, al
más puro estilo maquiavélico.
Ahí tenemos la vuelta al enfrentamiento
entre los españoles por mor de unas mentiras históricas con las que se nos está
bombardeando constantemente. Ha arrasado los erarios públicos y privados con
sus despilfarros y gastos inconfesables.
Ha arrasado también el prestigio
internacional con el que contaba España por mor, también, de instalar en la
administración central y en las autonómicas, a auténticos cenutrios y
“cenutrias”. Ha arrasado todo tipo de valores instaurando leyes injustas y
absurdas.
Ha arrasado, asimismo, todo concepto
cristiano por aquello de la “alianza de civilizaciones”, y por otras cosas, que
no han traído más que fanatismo, relativismo moral, agresión a la familia, etc,
etc, a pesar de haber visitado al Papa.
Ha arrasado también el bienestar del que
disfrutábamos los españoles cuando él tomó el poder, empobreciendo a la
población, aunque muchos de sus correligionarios tengan unos patrimonios de
lujosas mansiones, BMV, MERCEDES, AUDI o suculentas cuentas bancarias. Tal
empobrecimiento ha llevado a tener varios millones de parados.
En fin, este sujeto pasará a la historia,
si no nos la cambian, como pasó Atila por Grecia, Milán o París: arrasando y
sembrando la destrucción.
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