Como ya saben, el asunto del cambio climático es otra
nueva “lucha de clases”, que está sirviendo de enfrentamiento entre casi toda
la población mundial. Muchas de las cosas que se dicen sobre el tema, poco o nada
tienen de científicas.
Vamos a dedicar unos artículos a este asunto
comentando el libro “El Universo desbocado”, autor Paul Davies, Salvat
Editores S.A., 1985 (Barcelona), 206 páginas incluido “Biblioteca científica
Salvat”. El libro consta de 11 Capítulos, amén de 29 láminas en las que se
pueden ver fotografías de nebulosas, galaxias, cuásar, etc.
Como en la entrega anterior, seguimos con el Capítulo
I. En la página 17 se lee:
“Elbert Einstein, cuyo genio fue comparado
al del mismo Newton, publicó en 1906 una nueva teoría del espacio, del tiempo,
y del movimiento, llamada teoría de la relatividad. Más tarde, en 1915, amplió
la teoría para incluir la gravedad, conociéndose como teoría general de la
relatividad. En estas teorías Einstein unificó el espacio y el tiempo en una
sola entidad llamada espaciotiempo, con propiedades que producen efectos
curiosos e insólitos, algunos de los cuales se discutirán en los capítulos
siguientes. La gravedad, en lugar de ser considerada como una fuerza, es
atribuida, en la teoría de la relatividad, a la estructura geométrica del
espaciotiempo. La presencia de un cuerpo gravitante curva el espaciotiempo de
su entorno y es esta curvatura, en vez de alguna fuerza o acción debida al
mismo cuerpo, lo que perturba las trayectorias de los demás cuerpos al moverse
por el espacio que lo rodea”.
En la página 21 del mismo Capítulo I, se lee:
“En 1965 dos expertos electrónicos
americanos, Arno Penzias y Robert Wilson, estaban trabajando para la compañía
Bell Telephone sobre sistemas de comunicaciones para satélites artificiales
cuando descubrieron accidentalmente lo que podría considerarse como el mayor de
todos los descubrimientos científicos, el calor original de la creación.
Estaban investigando metódicamente las diversas fuentes de interferencias de
radio en longitudes de onda muy cortas, para poder eliminar estas
perturbaciones. Identificaron varias fuentes, ruidos parásitos de la radio en
la alta atmósfera, interferencias en el equipo amplificador, etc, pero había
una fuente de interferencias perturbadora de origen desconocido, una radiación
de fondo de microondas que ninguna fuente conocida podía explicar.”
Continuará.
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