Como ya
saben, estamos dedicando unas entregas a
D. José Ortega y Gasset, filósofo prácticamente olvidado hoy por los de
la internacional de la mentira, del odio y del rencor. Como ya hemos dicho
varias veces, y no nos cansaremos de repetirlo, tanto él como D. Gregorio
Marañón, D. Ramón Pérez de Ayala, y un larguísimo etc, fueron los verdaderos y
auténticos republicanos. Como ya sabrán, estos tres intelectuales tuvieron que
huir de España perseguidos por los comunistas.
El libro “Tríptico. Mirabeau o el político. Kan.
Goethe”, autor José Ortega y Gasset, Ediciones Espasa Calpe, S.A.,
Colección Austral 1964, 196 páginas incluido “Índice de autores de la colección
Austral”, está dividido en tres partes,
como se puede ver en el título: “Mirabeau o el político”, páginas 11 a
62; “Kant”, páginas 65 a 122 y “Gohete desde dentro”, páginas 125 a 178. Dentro de la primera
parte, página 52 y siguientes, y como continuación de lo visto en la anterior
entrega, en la que Ortega se refería al error de considerar al Estado por
encima de la Nación, nos dice lo
siguiente:
“Este error lleva a tergiversar por completo la
esencial cuestión. Yo veo que casi todo el mundo – autoritarios como radicales
– moviliza su intelecto en esta falsa dirección: ¿cómo es posible crear en
España un Estado lo más perfecto que quepa imaginar? (Para el autoritario y
para el radical, la perfección del Estado consiste en cualidades divergentes;
pero el propósito es común: lograr un Estado perfecto) Para quien piensa que la
perfección del Estado se halla fuera de él, en la perfección del cuerpo
nacional, el pensamiento político tiene que volver de revés la cuestión: ¿cómo
hay que organizar el Estado para que la nación se perfecciones?
La distinción no es ociosa ni utópica. Llega
nuestro pueblo, como los demás de Europa, a un punto en que se ve forzado a
inventar instituciones; esto es, una figura de Estado. La solución variará
sobremanera según se halle dispuesto a ver el problema en una u otra forma.
Rusia e Italia han preferido equivocarse, y en vez de innovar profundamente ( I ) han seguido la tradición
utópica de los últimos siglos: han preferido el fantasma transitorio de un
Estado perfecto al porvenir de una
nación vigorosa y saludable.
Yo deseo para nuestra España una solución
inversa, más completa y de más larga perspectiva”
( I ).- “Las innovaciones son tanto más profundas, serias y sutiles cuanto
menos espectaculares sean. En política, lo espectacular es romanticismo, retorno al pasado o retención dentro de él”.
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario