domingo, 29 de octubre de 2023

Sobre diplomáticos.


 

Según el Diccionario de los “inmortales” de la RAE, diplomacia es:


 1.- “Rama de la política que se ocupa del estudio de las relaciones internacionales”.

 

2.- “Conjunto de los procedimientos que regulan las relaciones entre los Estados”

 

3.- “Servicio de los Estados en sus relaciones internacionales”

 

4.- “Coloq. Cortesía aparente e interesada”

 

5.- “Colog. Habilidad, sagacidad y disimulo”

 

No cabe duda de que, salvo excepciones, la cordialidad y entendimiento entre diferentes países es un tema importantísimo dentro de las prioridades de cualquier Estado normalmente constituido. De aquí se deduce que el diplomático tiene que tener, aparte de una gran cultura, una preparación especial.

 

Si han leído nuestro artículo “Los cobardes y cobardas de la ceja”, publicado en este blog ayer día 28 de octubre, verían que el jefe de la delegación iraní, supuestamente diplomático, Morteza Saffari Natanzi, al saludar en su día a la reina Sofía y a su nuera Leticia Ortíz, se negó a darles la mano, por las razones que ya hemos comentado en el citado artículo.

 

¿Dónde está la preparación especial que se le supone a un diplomático, amén de la cortesía, astucia, prudencia, disimulo, etc, de este sujeto iraní?

 

Si en un asunto tan simple y protocolario como es el estrechar la mano de una persona, sea hombre o mujer, ya tenemos prejuicios de corte religioso, poco se puede esperar del entendimiento entre países. Si ya se discrepa en esta simpleza, ¿cómo no se va a discrepar en asuntos verdaderamente importantes? ¿Se puede creer en eso tan estúpido de la “alianza de civilizaciones”?



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