Como ya saben, estamos en tiempos de una
dictadura “progre”, con su doctrina y su “corrección política”, propagadas por
los “mass-medio” más ad hoc al sistema. En el momento que se le ocurra al
alguien decir alguna verdad que vaya en contra de lo “políticamente correcto”,
los insultos y descalificaciones estarán a la orden del día. Por tanto, no
queda otro remedio que ver, oír y callar.
Dicho lo anterior, vamos a comentar algo
sobre la inmigración que, como se calla y se omite, no es más que un auténtico comercio
y cambalache de personas, aunque tal comercio figura enmascarado como
solidaridad. Que se lo pregunten a las mafias que trafican con estos
inmigrantes, muchos de ellos ilegales, lo que trae malas consecuencias, como ya
es sabido, pero no dicho. La verdad se silencia.
¿Se acuerdan del cuento de hadas de Hans
Christian Andersen intitulado “El traje de emperador”, o “El rey
desnudo”? Por si no lo recuerdan, ahí va.
En él se comenta que todas las personas
tenían miedo de decir y reconocer la verdad para no ser señalados. El cuento
narra como un niño gritó a los cuatro vientos que el emperador estaba desnudo.
Nada le importó decir la verdad y que le señalasen. El que quiera entender, que
entienda.
¿Y qué dice y hace la costosa casta
política? Pues nada . . . bueno, nada, no: demagogia, populismo, logomaquia por
doquier sobre el asunto, pero algunos viven como ricachones en suntuosos
chalets. Pero, claro, oiga, siguen con su “humanismo” y su “ética”, permitiendo
el asalto a las vallas de Ceuta y Melilla, así como las “okupaciones”. Pero “okupar”
el casoplón de Galapagar, caca de la vaca flaca.
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