lunes, 2 de marzo de 2020

Romance del céfiro incógnito



El suelo de nuestra tierra
la gentil Delfy pisó,
mas sus delicadas huellas
un céfiro destruyó.


¿Qué céfiro malhadado
tal recuerdo nos borró?
¿Fué un céfiro o una céfira?
Respondedme, os pido yo,
sacadme de aquesta duda
que hoy me asalta, ¡por favor!
De esta duda o de este dudo,
¡de cualquiera de los dos!
Que sopló un viento en Barajas
de eso no dudaré yo
¿masculino o femenino?
he aquí la gran cuestión
que quizá nos la resuelva
esa Ley de Igualación.
Por si no la resolviera,
indagamos quién sopló
y para ello preguntamos
al ministro D'Abalós
que muy amable y discreto
con suave voz respondió:
Yo no sé quién ha soplado,
no conozco a tal soplón
y si fuese una soplona
sabrálo la Monteró,
pues en casos como aqueste
sabe mucho más que yo
y si a ella preguntades
darávos contestación.
¡Hombre! querido ministro
no nos torees ¡por Dios!
pues si a ella preguntamos
responderános  Turrión
y ya de esta no salimos,
eso, te lo digo yo.
¿Quién soplaría en Barajas?
Quisiera una explicación.
Más que un céfiro parece
un fortísimo ciclón,
pues aparte de las huellas
que tan lejos aventó,
unas cuarenta maletas
volaron al mismo son,
sin que sepamos hoy día
quién con tal fuerza sopló.

Francisco Alonso-Graña del Valle

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