Vergonzoso, ruin y denigrante
aunque era de esperar dada la calaña de los personajes que ya sospechábamos,
iban a aprovechar esta desgracia, este mal pandémico que está costando vidas
humanas y que ya ha causado una hecatombe económica. y social, para extraer de
él sus réditos o intereses particulares.
Y hablo, en primer lugar, sí, del
nada menos que vicepresidente segundo de esta desgracia de gobierno que ha
proporcionado a todos los españoles ese otro personaje, que, también para
nuestra desgracia, ha llegado a su presidencia sin el más mínimo interés por el
bien común sino para satisfacer, aunque sea a costa o a cambio de pactos
denigrantes y tramposos, sus veleidades personales de un egocentrismo tan vacío
como miserable.
Pues sí, el tal y nefasto
vicepresidente ya ha tenido que asomar su coleta allí donde nadie lo llamaba ni
nada pintaba excepto ese dañino afán de protagonismo que no es capaz de
conseguir mediante un juego limpio y de grandes miras que es donde se demuestra
la categoría de las personas y no la calaña de los personajes.
En una comparecencia que debía de
contener tal trascendencia como supone el dar cuenta a la nación del estado y
medidas adoptadas en cuanto a la pandemia y que se suponía de un enorme interés
para la población, se cuela este individuo, saltando la cuarentena obligada a
todos y muy especialmente a él en cuya casa (mansión) se ha detectado el virus,
toma la palabra y suelta un alegato político, críticas y rechazo a la monarquía
incluídas, que para nada venía a cuento en ese
momento y circunstancias, simplemente para hacerse ver y notar en un
vergonzoso, traidor y ventajista aprovechamiento de unas circunstancias
dramáticas en beneficio únicamente de su persona e intereses.
He ahí lo que nunca debe hacer un
político vocacional y honrado al que jamás debe ocurrírsele una actuación tan
vil e indigna, desgraciadamente tan común hoy día como censurable.
Pero, para nuestra desgracia ahí
están, ahí tenemos a esas personas que presumen de un deseo tan filantrópico
como el bienestar de sus ciudadanos y que entienden a la perfección que ese
bienestar, como la caridad bien entendida, empieza por uno mismo.
Desgracia la nuestra, enorme, al
tener que padecer a semejantes ejemplares para los que la trampa y la mentira
son armas preferidas. Hoy dicen digo porque les conviene y mañana dicen Diego
por la misma razón. También, como se dice coloquialmente, son especialistas en
"salirse por peteneras" como ese otro portavoz sobre ruedas que,
después de decir en relación a la epidemia que era leve y estaba perfectamente
controlada, en vez de pedir perdón y dimitir como era obligado, se descuelga
afirmando que "hay que preguntar a los de Vallecas". ¡Pobre él pero
más pobres nosotros! Tener que soportar a un comunista argentino que debía
estar agradecido a la nación que lo acogió y lo atendió en sus necesidades
vitales y que por el contrario y, aprovechándose de ese otro regalo que se le dió en forma de un puesto en la política,
intenta romper a esa nación fomentando la envidia, el odio y la venganza, digo,
tener que soportar a este refugiado, no cabe desgracia mayor.
Se dice que la verdad siempre llega
a aparecer pero por el momento en este desgraciado y sufrido país parece que
caminamos por el camino contrario o equivocado. A Dios gracias, los ojos se nos
van abriendo con la esperanza de que los abran muchos ciudadanos más, hoy
ciegos, y en la confianza de que estos enemigos de esa paz que gozamos con
tanto esfuerzo pasado, muestren a la luz su verdadero rostro y todos veamos
claramente sus nada limpias intenciones.
Francisco Alonso-Graña del Valle
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