Como ya hemos dicho varias veces, mientras
no se supriman la monarquía, el Senado, la subvención estatal a los sindicatos
y, sobre todo, las autonomías, no levantaremos cabeza y seguiremos en crisis.
Muchos adujeron, y aducen, que la citada
crisis no es sólo de España, sino de casi toda Europa. Puede que haya algo de
verdad en esto, pero lo rotundamente cierto es que tenemos una gran desventaja
con el resto de países, desventaja que son precisamente las autonomías, con sus
“gobierninos”, sus “ministrinos”, sus “directorinos”, etc, etc.
Por otra parte nos gustaría que alguien
nos explicase, sin logomaquia y sin demagogia, qué es esto de las autonomías,
un modelo que no se estila en ningún país y que, además del gasto desorbitado
que supone, lo único que genera son diferencias entre los españoles, amén de
fomentar los sentimientos separatistas con los consabidos enfrentamientos.
Si descendemos un peldaño, llegamos a las
administraciones locales. Aquí el asunto es poco menos que esperpéntico: más de
8.000 municipios. De éstos, 5.000 tienen menos de 1.000 habitantes,
encontrándose más de 1.000 que no llegan a los 100 vecinos. Todo ello, claro
está, con su montaje corporativo correspondiente, existiendo además ciertas
“entidades” más pequeñas que los municipios.
En fin, vivimos en tiempos difíciles.
Probablemente los que vengan sean peores, si no se pone remedio a este
desbarajuste bestial que tenemos. Pero, claro, oiga, seguimos cantando.
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