Si eres un perceptor monocular de la realidad porque deduces lo que te dicen que tienes que deducir;si te refugias o escondes en ideologías que impiden ver la realidad e intercambiar ideas; si tu meta no es la honradez intelectual; si crees en el pensamiento único y también crees en el dogma de las certezas; si te consideras poseedor de la “hybris intelectualista” y crees asimismo que tienes una visión privilegiada sobre el mundo, si todo esto eres y crees, no entres en este blog.
miércoles, 18 de marzo de 2020
De cine
Como ya se habrán dado cuenta por los comentarios que hacemos los lunes
con el título de “Los lunes, cine”, este tema siempre nos atrajo y nos gustó. Y
como hay que “recuperar la memoria histórica zapateril”, vamos a ver algo sobre
el tema comentando que el pasado año de 2019 el cine español tuvo una recaudación
de 14 millones de € menos que el año 2018, a la vez de tener casi tres millones
de espectadores menos. Dicho esto, y “recuperando la memoria histórica”, en su tiempo el mundo
de la farándula y de los “artiscejos” andaban revueltos contra “Zetapedos” porque
pedían más dinero para hacer
películas españolas. Sin embargo, los propietarios de las salas de cine,
también pedían que se dejen de proyectar dichas películas porque estaban
perdiendo dinero, porque el cine español era, y es malo, y no acudía, ni acude,
casi nadie a las salas. Pero, claro, para algo estaba la ministra
pidiendo consenso. Cuando un político pide consenso para algo, es que no
reconoce que lo que está haciendo su partido o su gobierno, está mal. Se pide
consenso a la oposición, y si ésta no lo acepta, la artillería mediática se
encarga de toda clase de insultos como ya sabemos. El problema del cine español viene de muy
lejos: lleva treinta años en manos de los advenedizos progres que no se salen
del “agit-prop” y, sin embargo, persiguen todo tipo de creatividad, y no digamos
de “libertad”. Hagamos un pequeño repaso de la
“supersubvención” que gozaba el cine en aquellos tiempos “zapateriles”, que
eran subvencionadas por lo menos tres veces: antes de su realización, con las
correspondientes ayudas al proyecto; después de su estreno, por la subvención
según taquilla, y la obligación de los propietarios de las salas de mantener en
sus pantallas películas españolas durante varias semanas. A pesar de todo esto, el fracaso del cine
español fue estrepitoso: sólo un cinco por ciento de espectadores escogían una
película española.
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