martes, 3 de marzo de 2020

Romance del visitante



Romance del visitante


“¿Dónde vas Abalos mío
donde vas triste de tí?
Voy en busca de la Delcy
que me espera por aquí.
Pues la Delcy ya se ha ido
ido se ha, que yo la vi
y no sé quién la llevaba
por esas pistas de ahí.
Iba buscando maletas,
unas cuarenta o así.
Sucedió que esas maletas
que ella se trajo al venir
tenían alas y volaron
lejos, lejos, por allí
y ella quisiera encontrarlas
muy preocupada la vi
pues dentro de las maletas
algo traía para tí
¿Para mí dices traía?
¿Solamente para mí?
Al menos eso me dijo
eso me dijo ella, sí.
Pues ¡menudo contratiempo
si es verdad lo que te oí!
Y es que ahora el presidente
mucho me podrá reñir
por haber llegado tarde
a la cita a que acudí
¡Ay las malditas maletas!
No eran solo para mí,
venían de Venezuela
y eran para repartir
entre unos cuantos amigos
que confiaron en mí.
Si volaron las maletas
ya no habrá qué repartir
y nos quedaremos todos
con un palmo de nariz.
¡Ay Delcy, Delcy del alma!
Vuelve pronto, vuelve, sí,
que si nos faltan maletas
¿qué habrá para repartir?
¿Algún cargo de ministro?
No, que ya tenemos mil
Y ¿qué más da mil y pico?
ya que ministros parir
hoy no resulta difícil
¡No hace falta pedigrí!
Y un ministro más o menos,
eso se hace en un trís
y una ministra tampoco,
eso es cuestión baladí.
Pues venga a parir ministros
por aquí y por allí
sustituyamos “maletas”
por ministerios ¡jolín!”

Francisco Alonso-Graña del Valle

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