La República que querríamos los españoles sería la del respeto a todas
las libertades y discrepancias; la que permita distintas alternativas de poder
dentro de una amplia gama de matices ideológicos; la que atienda las verdaderas
necesidades de la sociedad por medio de la propuesta, debate y votación. No
querríamos la República
de partido único en la que no se permitan disidencias organizadas. En una
palabra: no querríamos la república de la bota, del bozal, del grillete, y la
de oír , ver y callar, como son las de corte comunista.
Algún que otro pedante infumable marxista decía que, cuando se
proclamó la II República
española el 14 de abril de 1.931, “se
abría para España la posibilidad de un régimen democrático que realizase las
reformas progresistas que se habían ejecutado en los países de la Europa nórdica y
occidental”.
Nunca se miró para los citados países. Durante la campaña electoral
del año 1.936, Largo Caballero decía:
“Establecida la república, nuestro deber es
traer el socialismo. Y cuando yo hablo de socialismo, no hablo de socialismo a
secas, hablo del socialismo marxista”.
Cuando se elaboró la
Constitución de 1.931,
Jiménez de Asúa, izquierdista y republicano, “citó las Constituciones elegidas como modelos: la de Méjico de 1.917 y
la de Rusia de 1.918 a
las que denomina constituciones madres”.
Conviene leer la obra del comunista Castro Delgado, organizador del
Quinto Regimiento, titulada “Hombres made
in Moscú”, donde se habla de construir el socialismo. (Este libro está
comentado en este blog con fechas 26, 27, 28, 29, 30 y 31 de mayo de este año).
El 14 de Marzo de 1.936 en la reunión de las primeras Cortes, el
diputado comunista Vicente Uribe levanta el puño y comienza a cantar “La Internacional”.
En Julio de 1.933 nace la Asociación de Amigos de la Unión Soviética.
Los manifestantes del 1º de Mayo en Sevilla pidieron el desarme de las
tropas y el reconocimiento de la
URSS.
El 21 de Diciembre de 1.936, el Jefe de Gobierno de Valencia, Largo
Caballero, el Lenin español, recibe una
carta fraternal de Stalin, Vorochilov y Molotov dándole cuatro consejos sobre
la forma de llevar la revolución en España.
En un cartel editado por Izquierda Republicana (partido de Azaña)
aparece el emblema marxista de la hoz y el martillo.
En algunas calles se colocó el rótulo de “Avenida de Rusia”.
Como se ve, no aparecen por ningún sitio alusiones a Suecia, Noruega y
Finlandia.
Nos imaginamos que en estos países no se amenazasen de muerte sus
diputados, como estaba ocurriendo en España. (“Usted ha hablado por última vez”, o “Si se cumple la justicia del pueblo, su Señoría morirá con los zapatos
puestos”).
También decía este pedante marxista que se habían construido millares
de escuelas durante la República. No
opina lo mismo Salvador de Madariaga que, como se sabe fue, entre otras cosas,
Ministro de Instrucción Pública.
Cuando fue nombrado para el ministerio de Educación, en la primavera
de 1.934, había en España “10.500
maestros sin escuela y 10.500 escuelas sin maestro”. A los dirigentes
republicanos se les planteó un problema, que ellos mismos buscaron: querían
desalojar a la Iglesia
del campo educativo. Esto llevó a que “entre
350.000 y 700.000 niños cayeran bajo la responsabilidad del Ministerio de
Instrucción Pública”. Sobre este tema también comenta el señor Madariaga: “el primer ministro de Instrucción de la República, el maestro
catalán Marcelino Domingo, creó 7.000 escuelas sobre el papel, 3.000 en
realidad”.
Sigue el pedante marxista diciendo que Gil Robles, jefe político de la CEDA, era un fascista y
justifica la Revolución
del 34 diciendo que “no fue tanto un
intento revolucionario como tratar de impedir el acceso al poder del fascismo
por la vía legal”.
No se comprende muy bien cómo un señor encargado de elaborar, junto a
otros, el proyecto de la
Constitución del 31, pueda ser calificado de fascista,
teniendo en cuenta, como se dijo anteriormente, lo de la Constitución madre de
Rusia de 1.918. El programa político de la CEDA “preconizaba
un equilibrio en el enfoque de los problemas sociales mediante la intervención
limitada del Estado”. Por otra
parte, Gil Robles “se opuso vivamente a
que la CEDA
participara en el alzamiento militar del 18 de Julio”.
Otra cosa que no comprendemos es que, para evitar el acceso del
fascismo, se haya tenido que constituir el Ejército Rojo, según el Bando
publicado por el Comité Revolucionario de fecha 9 de octubre de 1.934 y
también, entre otras cosas, quemar bibliotecas.
Sigue el pedante comparando el Frente Popular español con el Frente
Popular francés diciendo que ambos aplicaron un programa de izquierda moderada
muy semejante.
Vamos a transcribir textualmente un pasquín del Frente Popular, que
circulaba por Francia, en el que se
aludía a la capacidad del comunismo “para
absorber a sus aliados circunstanciales”. Decía así:
“LE FRONT POPULAIRE
¡Francais!, si vous voulez être mangés par les communistes, marchez et votez
avec les radicaux-socialistes, ou les socialistes!”.
Se ve que este pedantuelo no leyó el estudio minucioso que hizo el
profesor Burnett Bolloten sobre la infiltración comunista en el poder
republicano. O también, lo que decía al respecto Federica Montseny, ministra de Sanidad
anarcosindicalista.
Por otra parte, este individuo parece ignorar las ocho condiciones
lanzadas por el PCE el 18 de Diciembre de 1.936 para ganar la guerra ¿Acaso no
tenía que ser el Gobierno quien dijese qué era lo que había que hacer para
conseguir la victoria?
En una palabra: el PCE, apoyado por la URSS, se tomó unas atribuciones que no le
correspondían a tenor de los 15 diputados que tenía en el Parlamento.
Este personajillo también habla de la frase y las fotografías que
había por aquel entonces en la
Puerta de Alcalá madrileña. Decía que la frase era “¡Viva Rusia!”, cuando en realidad era “¡Viva la URSS”! En cuanto a las
fotografías, no eran dos, sino tres. En el medio está Stalin, a su derecha
Vorochilov y a su izquierda Molotov. También aparecen muchas fotos de Lenin en
las carteleras que había en la
Puerta del Sol.
El republicano Salvador de Madariaga, a su regreso del exilio en
1.976, manifestó lo siguiente:
“El Partido Comunista no
tiene derecho a participar en sistemas democráticos porque en ningún país en el
que ha alcanzado el poder ha permitido la democracia”.
Termina el pedante diciendo que “la
quema de iglesias y conventos fue a causa de una provocación monárquica y en
ella participaron no sólo provocadores pagados por la oligarquía. . .” En
fin, sin comentarios.
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario