Es muy significativa la
profunda confusión en estos tiempos de imaginación cero, porque, vamos a ver,
¿a quién votar? Esta pregunta tan
sencilla, quizá no tenga respuesta, porque tiene muchas. Hay una cosa
clarísima: algunos saben a quién no votar, ya que estos últimos años de
experiencia desastrosa en todos los órdenes, dan la clave suficiente para
saberlo.
Que cada uno vote lo que quiera. La libertad es poco menos que sagrada. Pero, ¡ojo!, no tiene ningún sentido protestar después por haber apoyado y votado a opciones que nos han demostrado un millón de veces aquí, y en otros sitios, su enorme capacidad para fabricar parados y cerrar empresas, entre otras muchas cosas.
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