La persona está definida, como es sabido, como animal racional. Pero la persona no es un animal como los demás aunque, al igual que los animales, vea, sienta, oiga, sufra o padezca, además de poseer como ellos ciertos instintos, como puede ser el de la conservación de la vida, si bien los animales no practican la eutanasia ni el aborto.
Lo que verdaderamente distingue a la persona del resto
de los animales es su capacidad de reflexión, característica esta que le
permite tener sentimientos como pueden ser, por ejemplo, los religiosos,
patrióticos, tomar decisiones o plantearse un modo o forma de vida. Obviamente,
todo esto no lo puede desarrollar ni hacer un animal.
Evidentemente hay funciones que son iguales en todos los seres vivos, incluidas las
plantas, tales como nutrición y respiración. Es lo que constituye la vida
vegetativa. Otras funciones, como son los instintos y sensaciones ya
mencionados, constituye la vida sensitiva.
Pero hay otros actos, determinados por la razón, que
son propios únicamente de la persona, constituyendo la vida racional, o si se
quiere, la vida superior, que es la que edifica la ciencia, la que inventa, la
que fabrica, etc, etc.
Esta vida racional o superior, hace que la persona se
sienta responsable de sus actos, por mor de los derechos y obligaciones, dando
todo esto un sentido y una dimensión moral.
Si se rechaza lo razonable y superior, dedicándonos
sólo a los apetitos sensibles, la vida será inferior, aproximándose a la vida
animal. Por otra parte, si una persona pretende vivir de una forma puramente
racional, despreciando su cuerpo, puede caer en la enfermedad y poner en
peligro su misma vida.
Como se comprenderá, no se debe caer en un extremo u
otro. Como siempre, la virtud está en el
término medio, que consistiría en el equilibrio y armonía de los tres tipos de
vida que son los propios de la naturaleza humana.
La persona, como individuo, hace su propia vida
individual, que estará condicionada por su constitución psicofisiológica,
dependiendo asimismo, de las circunstancias y de sus posibilidades. Esto no
quiere decir que la persona tenga que vivir una vida individual aislada. Esto
sería poco menos que imposible.
Pero el feminismo de todo esto no quiere saber nada.
Lo primero es la mujer y después el hombre. De personas, caca de la vaca flaca.
Continuará.
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