miércoles, 2 de octubre de 2024

LXXXV aniversario del fin de la Guerra Civil española ( I I )


 

En cuanto a ocultamientos, casi nadie dice que la República sufrió tres alzamientos anarquistas, dos intentos de golpe de estado por parte de Azaña y otro intento protagonizado por el criminal, cínico y mentiroso Santiago Carrillo.

En lo referente a mentiras, se podrían mencionar miles y miles de ejemplos. Pongamos algunas para ilustrar.

 Cuando fue incendiado el convento de los religiosos de la calle La Flor de Madrid, el periódico izquierdista de aquel entonces “Heraldo de Madrid”, escribía que “los frailes de la Flor habían disparado sobre los obreros”. Y otro periódico, La Voz, decía que todo lo ocurrido no era “más que una maniobra monárquica aprovechada por los elementos enemigos del régimen”, idea que defienden en la actualidad algunas personas. Varios periódicos publicaron que un comité monárquico “compuesto por gentes adineradas y por canónigos se había dedicado a repartir hojas subversivas para excitar al pueblo a destruir los edificios religiosos, complicando su programa con anónimos a los conventos y casas particulares”. O también, que la tripulación del crucero “Almirante Cervera”, que cañoneó Gijón, “estaba compuesta por curas” ¿Y qué decir del reparto de caramelos envenenados que los religiosos hacían entre los niños? Más infamia, odio y mentira no caben.

 Sin embargo, se silencia el clima irrespirable de los años 30. Se silencian los enfrentamientos violentos en las calles, las amenazas en el Parlamento, los asesinatos alevosos de religiosos, la quema de conventos, etc. Se silencia  que la República resultó inviable por su incapacidad para consolidarse  como un régimen democrático. Se silencia que fue excluyente con las derechas, las cuales perdieron toda posibilidad de gobernar. También se silencia que la República feneció porque, en su seno, se desató un proceso revolucionario que tuvo dos vertientes: la marxista y la anarquista. Se omite también que la revolución desatada en la zona frentepopulista, fue la lógica consecuencia del proyecto final del Partido Comunista, como lo demuestran los documentos de la URSS. Dicho partido aspiraba a asumir la hegemonía política mediante las directrices de la KOMINTERN y las decisiones finales de Stalin. También la progresiva sovietización de la zona frentepopulista, con purgas incluidas, es otro hecho silenciado, si bien algunos estudiosos extranjeros como Burnett Bolloten o David T. Catell, ya lo habían puesto de manifiesto.

 Sin embargo también, se tuvo que esperar hasta “hoy” para que, después de las investigaciones sobre las fuentes soviéticas, se confirmara la realidad y la gigantesca propaganda que ocultó todo aquello. Los autores R. Ardoz, M. Habeck y G. Sevostianov en su obra “España traicionada”; A. Elorza y M. Bizcarrondo en “Queridos camaradas”; Stanley G. Payne en “Unión soviética, comunismo y revolución en España, 1931-1939”, así como las obras de Pío Moa y los trabajos sobre la represión republicana de César Vidal, aportan datos suficientemente esclarecedores.

 Las conclusiones son contundentes: los “consejeros” rusos trabajaron por la sovietización de España con el beneplácito del PCE, siguiendo las instrucciones del VII Congreso de la Komintern celebrado en 1.935. Los testimonios aportados al respecto son inapelables. Para la Pasionaria el objetivo que se perseguía era una “república parlamentaria de nuevo tipo”. El secretario de la Komintern, G. Dimitrov, decía en 1.947 que “España fue el primer ejemplo de una democracia popular. En 1.984 Santiago Carrillo decía: “es claro que si la República hubiera vencido habríamos sido el primer ejemplo de una democracia popular”.

 No cabe duda de que el desarrollo normal de la República se vio truncado por este proyecto revolucionario que proponía la implantación del socialismo real, es decir, el comunismo.

 En el sector del PSOE controlado por Largo Caballero (“El Lenin español”) se pedía la bolchevización del partido. A tal efecto el propio Largo decía el 24 de Enero de 1.936: “llamarse socialista no significa nada, hay que ser marxista. Queremos establecer la dictadura del proletariado, no para reformar, sino para transformar el régimen actual”.

 Vean la imagen ¡Menudo “vínculo luminoso”! ¿Le habrá enseñado esta foto Su Sanchidad cuando visitó al Papa?

 Continuará.



 

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