En cuanto a ocultamientos,
casi nadie dice que la
República sufrió tres alzamientos anarquistas, dos intentos
de golpe de estado por parte de Azaña y otro intento protagonizado por el
criminal, cínico y mentiroso Santiago Carrillo.
En lo referente a mentiras,
se podrían mencionar miles y miles de ejemplos. Pongamos algunas para ilustrar.
Cuando fue incendiado el
convento de los religiosos de la calle La Flor de Madrid, el periódico izquierdista de
aquel entonces “Heraldo de Madrid”,
escribía que “los frailes de la Flor habían disparado sobre
los obreros”. Y otro periódico, “La Voz”, decía que todo lo
ocurrido no era “más que una maniobra
monárquica aprovechada por los elementos enemigos del régimen”, idea que
defienden en la actualidad algunas personas. Varios periódicos publicaron que
un comité monárquico “compuesto por
gentes adineradas y por canónigos se había dedicado a repartir hojas
subversivas para excitar al pueblo a destruir los edificios religiosos,
complicando su programa con anónimos a los conventos y casas particulares”.
O también, que la tripulación del crucero “Almirante Cervera”, que cañoneó
Gijón, “estaba compuesta por curas”
¿Y qué decir del reparto de caramelos envenenados que los religiosos hacían
entre los niños? Más infamia, odio y mentira no caben.
Sin embargo, se silencia el
clima irrespirable de los años 30. Se silencian los enfrentamientos violentos
en las calles, las amenazas en el Parlamento, los asesinatos alevosos de
religiosos, la quema de conventos, etc. Se silencia que la República resultó inviable por su incapacidad
para consolidarse como un régimen
democrático. Se silencia que fue excluyente con las derechas, las cuales
perdieron toda posibilidad de gobernar. También se silencia que la República feneció
porque, en su seno, se desató un proceso revolucionario que tuvo dos
vertientes: la marxista y la anarquista. Se omite también que la revolución
desatada en la zona frentepopulista, fue la lógica consecuencia del proyecto
final del Partido Comunista, como lo demuestran los documentos de la URSS. Dicho partido
aspiraba a asumir la hegemonía política mediante las directrices de la KOMINTERN y las
decisiones finales de Stalin. También la progresiva sovietización de la zona
frentepopulista, con purgas incluidas, es otro hecho silenciado, si bien
algunos estudiosos extranjeros como Burnett Bolloten o David T. Catell, ya lo
habían puesto de manifiesto.
Sin embargo también, se tuvo que
esperar hasta “hoy” para que, después de las investigaciones sobre las fuentes
soviéticas, se confirmara la realidad y la gigantesca propaganda que ocultó
todo aquello. Los autores R. Ardoz, M. Habeck y G. Sevostianov en su obra “España traicionada”; A. Elorza y M.
Bizcarrondo en “Queridos camaradas”;
Stanley G. Payne en “Unión soviética,
comunismo y revolución en España, 1931-1939”, así como las obras de Pío Moa y los
trabajos sobre la represión republicana de César Vidal, aportan datos
suficientemente esclarecedores.
Las conclusiones son
contundentes: los “consejeros” rusos trabajaron por la sovietización de España
con el beneplácito del PCE, siguiendo las instrucciones del VII Congreso de la Komintern celebrado en
1.935. Los testimonios aportados al respecto son inapelables. Para la Pasionaria el objetivo
que se perseguía era una “república parlamentaria de nuevo tipo”. El secretario de la Komintern, G. Dimitrov,
decía en 1.947 que “España fue el primer ejemplo de una democracia popular”.
En 1.984 Santiago Carrillo decía: “es claro que si la República hubiera vencido habríamos sido el
primer ejemplo de una democracia
popular”.
No cabe duda de que el
desarrollo normal de la
República se vio truncado por este proyecto revolucionario
que proponía la implantación del socialismo
real, es decir, el
comunismo.
En el sector del PSOE
controlado por Largo Caballero (“El Lenin español”) se pedía la bolchevización
del partido. A tal efecto el propio Largo decía el 24 de Enero de 1.936: “llamarse socialista no significa nada, hay que ser
marxista. Queremos establecer la dictadura del proletariado, no para reformar,
sino para transformar el régimen actual”.
Vean la imagen ¡Menudo “vínculo
luminoso”! ¿Le habrá enseñado esta foto Su Sanchidad cuando
visitó al Papa?
Continuará.
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