lunes, 7 de octubre de 2024

Personas y feminismo ( V I I )


 

Como decíamos en el anterior artículo, otro problema es el de organizar y armonizar los distintos intereses, modos de pensar, puntos de vista, etc, de las distintas personas que componen la sociedad.

Es obvio que los diferentes grupos económicos y profesionales tengan diferentes opiniones y puntos de vista sobre las cuestiones que a diario plantea la vida. No cabe duda que armonizar todo esto es una tarea difícil. Y aquí es donde precisamente los gobernantes tienen que hacer hincapié, ya que si predomina cualquier grupo, creando privilegios que pueden llevar al abuso, se origina entonces lo que Aristóteles llamaba oligarquía, es decir, el gobierno de un grupo minoritario en provecho propio, olvidándose del bien común. Y aquí es donde se acaba la libertad.

También la justicia se acaba porque no se da a cada uno lo que le pueda corresponder según sus méritos. Por otra parte, si se pretende dar a todos por igual, la injusticia sería monumental.

Asimismo, no hay sociedad en la que no existan desigualdades. El comunismo pretendió la desaparición de las clases sociales, pero en la realidad en los países donde se implantó tal doctrina, las desigualdades existían, según la jerarquía y la profesión de los ciudadanos. (Sobre este tema recomendamos leer nuestros artículos sobre los libros “KGB. Leales camaradas, asesinos implacables”; “La corrupción en la Unión Soviética”; “Yo escogí la libertad”; “El futuro pertenece a la libertad”,“En el país de la gran mentira”, “La nomenklatura. Los privilegiados en la URSS”, “Rusia inacabada”, “Rusia, mi padre y yo”; “La Unión Soviética: de la utopía al desastre”,“KGB y la desinformación soviética”, y “De los archivos literarios del KGB”.

De todo esto se deduce que la vida en común plantea muchos problemas, sobre todo de autoridad y de ordenación, cosas estas que están muy ligadas.

Considerar a una sociedad como un conglomerado de personas, es un gran error. Toda sociedad tiene su estructura y su forma. Sobre este punto dice Santo Tomás de Aquino que “la forma de la sociedad es la unidad de orden”. Es decir, no sólo basta que haya un orden, sino que éste tiene que servir  para unir,  asunto que se lograría partiendo de unos principios. Un ejemplo: ¿Cómo ordenaríamos los libros de una biblioteca?  Evidentemente tendremos que partir de un principio: por títulos de los libros, por apellidos de los autores, por nombres de los mismos o por temas.

En el próximo artículo veremos lo organizado y lo natural en la vida social.

Continuará.



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