¿A quién hay
que pedir responsabilidades por tantas y tantas cosas que están ocurriendo en
estos momentos en España? La respuesta parece obvia.
A los jóvenes se les dan bebidas alcohólicas en sitios permitidos y fomentados por el Estado, ya sean “botellódromos”, zonas de “movida”, rutas de “bakalao”, etc, etc. Lo peor de esto es que cuando los jóvenes ya están “enganchados”, vienen las normas y reglamentos para asustarlos: “prohibido la venta a menores de 18 años”, “el tabaco puede matar”, etc, etc. Pero ya será tarde: la violencia juvenil hará acto de presencia y las reyertas y encontronazos entre “bandas” harán lo demás. Hay que “defender el territorio”. Y el gobierno tan campante. Le preocupan más los viernes para los musulmanes y los sábados para los judíos. Pero a los cristianos se les ataca porque ponen la otra mejilla.
Esta jauría humana, de la que el gobierno no dice ni mu, se está hundiendo en
la incultura, en el hedonismo, en lo “lúdico-temático” y en la degradación
moral. No hay nada más que ver esos programas de la telebasura que nos cuentan
la “realidad”, es decir, las declaraciones de “famosos” y de alguna que otra
ínclita mujer defendiendo todo lo habido y por haber, lo mismo da que sea
“contra natura”, que contra la historia, que contra la cultura, que contra el
lenguaje. Hay que erradicar lo “antiguo”, oiga. Y si hay que crear una ley para
defender todo esto, se crea y punto. La firma y la sanción están garantizadas,
aunque la ley no sea voluntad del “pueblo soberano”. Para eso detentan el
poder, no preocupándoles para nada el enfrentamiento entre los españoles,
divididos al máximo, empleando todo tipo de argucias.
En fin, no lograrán arrasar ni destruir veinte siglos de cultura cristiana, por
muchas leyes, decretos, normas y reglamentos que se promulguen, sea quien sea
quien los sancione. Esto se intentó en la destartalada Unión Soviética y ya
sabemos lo que pasó. Y se va a pagar muy caro tanta actitud genuflexa ante lo
material. La historia y el tiempo lo demostrarán.
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