jueves, 3 de octubre de 2024

LXXXV aniversario del fin de la Guerra Civil española ( I I I )


 

La República española de aquel entonces.

Mucho se está hablando y escribiendo actualmente sobre la República española. Se editan libros, coleccionables, folletos, pasquines, etc. Hay conferencias, mesas redondas, comentarios, artículos periodísticos y demás, todo ello ofrecido por una banda de “intelectuales” orgánicos que, debido a su clíbano ideológico, mítico e irracional, les impide ver la realidad y contar de forma veraz lo que fue la República. Historiadores falsos, manipulación de la verdad, omisiones, silencios, engaños, mentiras, adulteraciones, distorsiones, etc., han hecho que la República se haya presentado como un estado idílico con todo tipo de libertades. Un “vínculo luminoso”, como ya saben. La verdad es muy distinta. El libre pensamiento, o las creencias, eran materias de escarnio, censura y persecución institucional. No se fomentaban la pluralidad de criterios y tolerancia. Lo que sí se fomentaba era la división entre los españoles como buenos o malos, a la vez que se señalaban los amigos y enemigos tanto externos como internos.

Vamos a recoger aquí unas frases de personas que fueron importantes protagonistas de aquellos tiempos. Así, Marañón, que fue uno de los padres espirituales de la República, decía: “Mi respeto y mi amor por la verdad me obligan a reconocer que la República española ha sido un fracaso trágico”

Otro padre espiritual, Pérez de Ayala, comentaba: “Cuanto se diga de los desalmados mentecatos que engendraron y luego nutrieron a sus pechos nuestra gran tragedia, todo me parecerá poco. Nunca pude concebir que hubieran sido capaces de tanto crimen, cobardía y bajeza”.

El marxista Julián Besteiro, decía: “Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la aberración bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido quizás los siglos. La política internacional rusa, en manos de Stalin se ha convertido en un crimen monstruoso que supera en mucho a las macabras concepciones de Dostoyevski y Tolstoi, los hermanos Karamázov y el poder de las tinieblas. La reacción a este error de la república, a dejarse arrastrar a la línea bolchevique, la representan genuinamente, sean cuales sean sus defectos, los nacionalistas que se han batido en la gran batalla anticomintern”.

Manuel Azaña: “La tolerancia religiosa introducida por la fuerza de la ley en un país de intolerantes, la libertad de conciencia y de cultos, se ha anegado en la matanza de curas, en la quema de iglesias, en convertir en almacenes las catedrales . . .”

En otra ocasión el alcalaíno comenta: “política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta”. Y sigue: “El Estado se derrumbó el 17 de julio, el ejército desapareció, las armas, o no las había o fueron a donde no debían estar; la autoridad gubernativa era por todas partes trabada y combatida y desobedecida . . . el que más o el que menos engrasaba el coche para fugarse”

Salvador de Madariaga, refiriéndose al Frente Popular: “es una verdadera hidra revolucionaria con una cabeza sindicalista, otra anarquista, dos comunistas y tres socialistas . . .”

Azaña, sobre el desorganizado ejército de la República: “Formar columnas de paisanos sin instrucción, sin armamento ni disciplina, exaltar su espíritu político, copiar en ellas la fisonomía y la jerarquía de los partidos y pretender que funcionen como ejército es enorme dislate . . . Dirigir una fuerza armada requiere enseñanzas previas. Si un ranchero impide que su batallón se subleve o el buzo de un acorazado logra que la oficialidad no se pase al enemigo, déseles un premio, pero no me hagan coronel al ranchero ni almirante al buzo. No sabrán serlo. Perderemos el batallón y el barco”.

Si a esto unimos que en Barcelona el poder efectivo lo detentan los anarquistas; en Aragón un consejo anarquista; en Vascongadas, Santander y Asturias funcionaban sendos gobiernos que cada uno tira por su lado, llegando al caso de que el gobierno asturiano se dirige por su cuenta y riesgo a la Sociedad de Naciones, tendremos un panorama desolador de lo que era la República.

En
cuanto a la ayuda militar a los bandos contendientes, sólo se habla de la ayuda de Alemania e Italia a Franco. Nadie, o casi nadie, comenta la ayuda militar soviética a la República y cómo Stalin defraudó al gobierno republicano varios cientos de millones de dólares por la venta de cañones, tanques y aviones alterando el cambio oficial del dólar por el rublo.

También hay que tener en cuenta que en los cinco años de la República hubo dos presidentes, dieciocho gobiernos, una Constitución constantemente suspendida, persecución religiosa rabiosa, incendios de conventos e iglesias, constantes movimientos de alteración y perturbación, separación de las regiones, apertura al comunismo, etc.

Otro personaje de aquellos tiempos fue Santiago Carrillo,  homenajeado, “honoriscausado” y tertuliano de la SER en su día. El concepto que este individuo tenía de la República quedó puesto de manifiesto en un mitin de setiembre de 1.934: “¡Muera el gobierno! ¡Muera la burguesía. ¡Viva la revolución” ¡Viva la dictadura del proletariado!” O cuando decía: “Cada día es mayor mi amor por el gran Stalin”. Por cierto, sobre el mentado sujeto Carrillo, se publicó en su día un libro intitulado “Matanzas en el Madrid republicano. Paseos, checas, paracuellos”, Ediciones Áltera, 2006,  cuyo autor es Félix Schlayer Gratwohl. Este señor era cónsul de Noruega en España por aquellos días y fue el primero que descubrió las matanzas de Paracuellos, cuyo responsable fue el “honoriscausado”. La reacción de este individuo ante tal acusación fue la de tildar al señor Schlayer de “alemán reaccionario y nazi”. Lo de siempre. (Este libro se encuentra comentado en este blog con fecha 25 de agosto de 2.022).

Si se tiene en cuenta también que en aquellos tiempos republicanos no había libertad de prensa, tendremos, como decíamos antes, un panorama desolador.

Y terminamos con unas palabras del filósofo Julián Marías: “Se está contando a los españoles - con todos los recursos del poder y de las técnicas – lo que han hecho y lo que les ha pasado de una manera irreconocible . . .Podría pensarse que después de haber mostrado la guerra desde la perspectiva de los que la ganaron, ahora se la ve desde el punto de vista de los que la perdieron. Pero no es así. La visión que se está dando es particularmente desfiguradora desde la perspectiva republicana”.

Continuará.



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