El título completo del libro es “Un coronel llamado Segismundo. Mentiras y misterios de la guerra de
Stalin en España”, autor Francisco
Félix Montiel, Editorial Criterio-Libros 1998, 235 páginas incluido Índice
onomástico.
Y continuamos con este magnífico libro del ex
comunista Francisco Félix Montiel, que nos narra las mentiras y la manipulación
de la Unión Soviética durante la República española y en Guerra Civil.
En la página 50, se pregunta el autor si los diez
puntos del programa socialista de enero de 1934, no serían un invento del
Kremlin y no del partido socialista. A tal efecto dice:
“Es
un texto de marca absolutamente soviética, revelador del grado de capacidad del
comunismo para hacer cómplices de sus propósitos a otros grupos políticos. El
programa incluye, entre otros, estos
puntos que aquí resumo: todas las tierras de España se declararán propiedad del
Estado, suprimiéndose, de consiguiente,
el pago de renta a particulares ( . . . ) Procede la disolución de todas
las órdenes religiosas y la incautación de sus bienes, más la expulsión del
territorio nacional de los miembros de aquellas que por su pasada actuación se
considerasen más peligrosas para las nuevas constituciones ( . . . ) Disolución
del ejército y reorganización inmediata del mismo a base de la reducción de sus
contingentes, de la separación de todos los generales, jefes y oficiales sin
más excepción que la de aquellos que hubiesen revelado sin tibieza su adhesión
al régimen ( . . . )Los soldados podrán llegar a los más relevantes puestos de
mando, haciendo en suma que, según la frase de Napoleón, pueda ir en la mochila
de cualquier soldado el bastón de mariscal ( . . . ) Disolución de la Guardia
Civil, reorganización de todos los institutos armados al servicio del Estado
sobre las mismas bases democráticas diseñadas para reformar el ejército”.
En las páginas 62 y 63, nos habla Montiel de una
conferencia pronunciada en Belgrado en el año 1952 por otro excomunista, Jesús
Hernández quien, entre otras cosas dijo:
“Comprendí
que estábamos sacrificando criminalmente
los intereses de nuestro pueblo a las conveniencias de la Unión
Soviética, y quizá también por primera vez comencé a ver claro que para la URSS la guerra de España no
representaba otra cosa que un peón en el ajedrez de su política internacional. . . . En los
resquicios de mi cuarteada fe anidaban las dudas más penosas ¿Es posible que la
URSS nos sacrifique y sacrifique a todo nuestro pueblo por sus razones de
Estado? Si la URSS quiere vivir, ¿por qué debe hacerlo a costa de la muerte de
otros pueblos, como el nuestro que lucha como un león defendiendo su vida y su
libertad?”
Recomendamos leer el libro ¡Menudo “vínculo
luminoso”!
Continuará.
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