jueves, 3 de noviembre de 2022

“La noche en que mataron a Calvo Sotelo” ( I I )


 Así se intitula el libro de Ian Gibson, Editorial Argos Vergara, S.A., Barcelona, febrero 1982, 285 páginas, incluido ÍNDICE DE NOMBRES.

Como decíamos en al artículo anterior, en este vamos a comentar y transcribir lo que se dice en las  páginas 106, 107, 108, 117, 120, 121, 123, 124, 125, 129, 150, 151, 170, 193, 196, 197, 201, 202, 207, 208, 209, 210, 211, 214, 241, 242, 243, 244, 245, 246, 247, 249 y 268.

 

En la página 106 se habla de “La motorizada”, que eran un grupo de guardaespaldas de Indalecio Prieto. Uno de sus miembros, Casto de las Heras, dice que eran “los más allegados a la directiva de la Juventud Socialista Madrileña. Nosotros queríamos seguir siendo la Juventud Socialista, nada más. No podíamos ver a  los comunistas, y, desde luego, considerábamos totalmente equivocadas las tesis de Largo Caballero”.

 

A continuación habla de sus amigos de “La motorizada”, entre los que se encuentran Luis Cuenca y Fernando Condés, instructor de milicias, además de “un gran socialista”.

 

En la siguiente página, se dan unas pinceladas de Luis Cuenca Estevas, el asesino de Calvo Sotelo.

 

Este sujeto, gallego de nacimiento, era hijo de Manuel Cuenca, ingeniero industrial, que en 1.928 se marchó a Cuba con su hijo Luis.

 

En 1.932 regresaron de Cuba y sobre Luis Cuenca “empezaron a circular rumores en Madrid según los cuales  había ejercido en Cuba como guardaespaldas y ‘porrista’ del dictador Machado; de ahí que recibiera los apodos  de ‘el cubano’ y el ‘pistolero’.

 

“El ingreso de Cuenca en la Juventud Socialista Madrileña en 1.932 no fue acogido con agrado por todos los afiliados. Julián Zugazagoitia declararía unos años después que tenía formado un ‘pésimo concepto’ de Cuenca. A su juicio, éste era un ‘elemento de acción del Partido capaz de cometer asesinatos’. Indalecio Prieto diría que la exaltación política de Cuenca ‘le había movido en varias ocasiones a actos de violencia’. A Julián Lara le pareció siempre un individuo sin escrúpulos”.

 

En las páginas 116 y 117 se habla de la camioneta número 17, en la que meterían a Calvo Sotelo una vez asesinado, y en la que subieron los siguientes individuos:

 

Aniceto Castro Piñeiro, Orencio Nayo Cambronero, Bienvenido Pérez Rojo y José del Rey Fernández, todos ellos a las órdenes de Condés. Dicha camioneta había partido del cuartel de Pontejos.

 

“Cuatro jóvenes socialistas, vestidos de paisano, se sentaron aquella madrugada en la camioneta número 17 con los guardias de Asalto. Eran Luis Cuenca, de quien ya hemos hablado, Federico Coello García, Francisco Ordóñez Peña y Santiago Garcés Arroyo”.

 

En la página 119, nos cuenta este último personaje que la citada camioneta si dirigió en un principio a la casa de Gil Robles, sita en la calle Velázquez número 34.

 

“Allí había subido todo el que quiso. Yo me subí porque era amigo de Condés, a quien había conocido cuando lo de octubre de 1.934. Por el mismo motivo subieron allí Coello, Cuenca y Ordóñez.

 

Yo iba al lado de Cuenca. Y creo que fue Cuenca quien dijo que había que ir a casa de Gil Robles para detenerle. Llegamos allí. El preguntó, y le dijeron que Gil Robles se había marchado de Madrid unos días antes. En vista de ello, alguien -  acaso el mismo Cuenca – sugirió que fuésemos a casa de Calvo Sotelo, que vivía cerca de allí, en la misma calle de Velázquez. Y así lo hicimos”.

 

Continuará.



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