Y continuamos con el tema.
Cuando el “pueblo soberano” está contento y dichoso porque puede hacer lo que le da la gana, no es gobernar ni mucho menos. Pero, claro, oiga, cuando se cambia y modifica todo lo habido y por haber, el asunto vale, aunque se hagan las mayores barbaridades sin pararse a pensar, a reflexionar y a juzgar si lo que se está haciendo es correcto para la sociedad.
Y así llegamos a lo que llegamos: a una sociedad en la que ciertos individuos, individuas e “individues” se quejan de “otros” exponiendo sus “razones”, callando como zorros, zorras y “zorres” en asuntos en los que carecen de ella. Obviamente, si se toman resoluciones, o se hacen normas, dictámenes e incluso leyes, sin tener en cuenta a los “otros”, el desastre está servido.
Otra de las razones por las que se llega al desgobierno, es precisamente por no querer oír, amén de despreciar, a los “otros” con el objeto de informarse, ya que sin esta circunstancia no se puede gobernar correctamente. Si no se atienden a los requisitos, a las exigencias, a las necesidades, a las críticas, a las demandas, a las protestas, a las quejas, a las aspiraciones y a los ideales de dichos “otros”, llegaremos a “la ceguera voluntaria” del gobernante, parafraseando el título del libro escrito por Christian Jelen, comentado en este blog con fecha 7 y 10 de enero de 2.017, convirtiéndose dicho gobernante en una auténtica desgracia, desdicha e infortunio que le hará desgobernar.
Por otra parten cuando se crean esos “consejeros”, “asesores” y “comités de expertos”, hay que elegir a las personas preparadas, no a ignaros, ni a indoctos, ni a iletrados, ni a amigos . . . Y ahí estamos donde estamos: pidiendo “consejos” y haciendo caso a ineptos, ineptas e “ineptes”.
En la próxima entrega comentaremos algo sobre los chismes, dimes y diretes, falsas informaciones (“fake news”). Es decir: muchas de las cosas que no salen en los “mass-media”, ocurren y acontecen, pero parte de lo que se lee muchas veces no han ocurrido ni acontecido jamás.
Continuará.
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