La verdad, cueste lo que cueste y tarde lo que tarde, siempre saldrá a la luz. En cambio, la mentira es como una noche lúgubre y tétrica.
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Las personas que están sumergidas en la sociedad del consumo, nada quieren saber de la sociedad cultural.
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Hay personas, “personos” y “persones” que tratan de
imitar a los demás careciendo, obviamente, de personalidad.
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La persona presuntuosa, farolera, jactanciosa,
engreída, arrogante, pedante, etc, es más amiga de la fastuosidad, del
relumbrón, de la ostentación, boato, etc, que de los sentimientos humanos.
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El comportamiento de ciertos politicastros, tiene
cierto parecido a los ríos que, cuando se desbordan, inundan y encharcan todo
lo que se pone por delante. El que quiera entender que entienda.
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Para los
propagandistas de la internacional de la mentira, del odio y del terror, el
adoctrinamiento, no la educación, es importantísimo. Los educandos son como
soldados posibles de su ejército.
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La excitación y el histerismo colectivos, cosas estas
de lo más frenético y absurdo de las emociones humanas, se alientan a los
jóvenes para que se crean lo que oyen, sin dejarlos pensar. Las posibilidades
de autodeterminación, quedan anuladas. Las interferencias de los fanáticos
burócratas para algo están, oiga. La única forma de prevenir el totalitarismo
es conseguir la independencia en todos los órdenes sociales.
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La fe nos dice lo que los sentidos no entienden ni
dicen. Está por encima de ellos, pero no en contra, como dicen muchos “internacionalistas”
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Muchas veces se habla de casualidad ¿No será que
ignoramos muchas causas?
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Hoy se habla mucho de ciencia y de científicos. (Conocimos
un pedante marxista infumable que decía de sí mismo “tengo mucho de
científico”). La verdadera ciencia tiene por objeto el destruir errores, no
descubrir “verdades”.
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La buena fama, el renombre, el prestigio, la aureola, etc,
del que tiene la sartén por el mando, es decir, del que manda, se basa en sus enseres
particulares y personales, es decir, en su sensatez, en su cordura, en su mesura,
en su parquedad, en su equidad, en su imparcialidad, en su tolerancia, en su bondad,
en su benevolencia, etc. Pero si nada de esto tiene, y encima habla mucho sin
decir nada y se rodea de “autoridades”, de “comités de expertos” y se “asesores”,
se convertirá en el hazmerreír del mundo mundial. El que quiera entender que entienda.
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