Desgraciadamente los españoles aún tenemos que aguantar a este desgobierno un año, que será, como los anteriores, embarazoso, peliagudo, confuso, enmarañado y todo lo que ustedes quieran. Lo “didimoso” del asunto es que el desgobierno tiene la esperanza de ganar, no solamente las elecciones generales, sino las autonómicas y municipales que se celebrarán mucho antes. El desastre, o desastres, en los que estamos inmersos no les hace perder tal esperanza. Ahí van algunos.
A).- Huelga de transportistas
B).- Precio de combustibles.
C).- Precios hotelería.
D).- Subida de la electricidad.
E).- Inflación alocada
G).- Gasto público sin control
H).- Deuda pública subiendo y subiendo.
En el tema político ahí están los enfrentamientos Yolanda-Pablo
Iglesias, y el tema Marlaska-Melilla.
En el tema económico ¡para qué vamos a hablar! ¿Qué se
está haciendo con los fondos europeos?
¿Y en el tema judicial, con la limitación de funciones
impuestas por este desgobierno?
En otros asuntos también la cosa está que arde: el
cambio y reforma de los delitos de sedición; la incomprensible ley Trans; los
Presupuestos Generales del Estado en los que este desgobierno va a pintar menos
que la blanca doble, ya que hay que conseguir votos sea como sea, y decir sí a todo lo que pidan sus socios, “socias” y
“socies”.
Pero no teman, oiga, todo esto le importa a este
desgobierno un bledo, dos cominos y tres dídimos. Lo que sí les importa es el
gran problema Ayuso-Feijóo.
Y, para terminar, las encuestas dan un varapalo a
dicho desgobierno, con excepción, obviamente del CIS de Tezanos.
Continuará.
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