miércoles, 15 de febrero de 2017

“Yo escogí la libertad” ( I )


Así se intitula el libro de Victor Kravchenko, editorial NOS, 1.947, 495 páginas incluido el índice. Hay otra versión muy posterior de esta obra, editada por Ciudadela, Madrid, 2.008 y con 320 páginas. Nosotros vamos a comentar la primera.


Lo primero que hay que decir es que el autor fue una de las muchas personas que tuvieron agallas para denunciar todo el terror y toda la barbarie del mundo comunista, llegando a ser perseguido a muerte por Stalin y su camarilla.

Estuvo agregado en la embajada soviética en Washington como funcionario de la Comisión Soviética de Compras, y fue aquí donde planeó el no volver jamás al la URSS. Durante la II Guerra Mundial, Kravchenko fue capitán del Ejército Rojo. Fue entonces, en 1943, cuando tomó la decisión de desertar y romper toda relación con la URSS. Tuvo que esconderse para poder escribir el presente libro. Murió violentamente en 1966, como consecuencia de unas heridas de bala.  Su hijo nunca creyó que su padre se había suicidado. Por el contrario, siempre estuvo convencido que fue asesinado por los servicios secretos soviéticos. 

Con la garantía de haber vivido en primera persona la vida soviética, Kravchenko nos describe la realidad comunista: las hambrunas, las arbitrariedades, las mentiras sistemáticas y constantes, la represión, las torturas, los campos de concentración, el envilecimiento moral y un largo etc., que retrata la realidad de este sistema abominable.

Este autor, y otros cuyas obras ya hemos comentado en este blog, pueden considerarse como los primeros disidentes antes de la II Guerra Mundial. Posteriormente, como ya es sabido, vinieron los testimonios de otros muchos, destacando entre ellos Soljenitsin, a quien el asesino Carrillo calificó en una ocasión con el “payaso de Europa”.

Este libro es una especie de manual de lo que es el poder de la mentira que, como decía el criminal Lenin, la tal mentira “puede ser una buena arma revolucionaria”.

Dentro del capítulo intitulado “El Kremlin en la guerra”, página 401, se lee el siguiente párrafo en la página 414, que habla sobre la crueldad del trabajo infantil en la URSS. Sobre este tema nunca nadie ha comentado nada:

“La magnitud del trabajo infantil en Rusia ha quedado enteramente desconocida, no sé por qué razón, del mundo exterior. Incluso dentro de nuestras fronteras estaba rodeado por un profundo secreto y desfigurado, desde luego, por lemas hipócritas. La esencia del sistema, desnuda de camouflage verbal, es la violencia. Se arrancaban de los brazos de los padres a millones de niños, contra su voluntad o la de aquéllos, que eran destinados a las industrias sobre una base de «movilización», sin consultar sus preferencias. Sería erróneo creer que su origen se debe a la guerra, ya que data del año 1940, y, como es evidente, según las noticias, se ha intensificado su desarrollo desde la terminación del conflicto. El primer decreto para la movilización infantil se publicó en octubre de 1940. Establecía el inmediato alistamiento de 800.000 a 1.000.000 de niños de la ciudad y del campo, desde los catorce a los diecisiete años, para recibir instrucción industrial. Además de la movilización forzosa se permitía el alistamiento voluntario. Se dijo que los muchachos de catorce y quince años irían, en su mayoría, a ocupar empleos calificados después de dos años de aprendizaje. Seis meses era el término para trabajos menos calificados, para los cuales estaban destinados los niños de dieciséis y diecisiete años”.

En la próxima entrega continuaremos con lo que se lee en dicha página 414 y siguientes.


Continuará.



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