sábado, 11 de febrero de 2017

Intelectuales “comunistas” de lujo ( I )


Vamos a dedicar unos artículos a intelectuales “comunistas” que vivieron en el mundo capitalista, al que tanto criticaban y odiaban, con un gran lujo.


En el pasado siglo XX, guerrero y revolucionario, en el que pulularon “pensadores químicos” e “intelectuales”, algunos de ellos pedantes infumables,  tuvo lugar un cosa curiosa: estos pensadores e intelectuales, dotados de una ceguera voluntaria (permítasenos parafrasear el título del libro de Christian Jelen “La ceguera voluntaria”, ya comentado en este blog con fechas 7 y 10 de enero de este año 2017),  cayeron en las redes del marxismo-leninismo, ideología totalitaria, dogmática, tiránica, criminal y asesina, enemiga de la democracia y de otras muchas cosas.

De estos “intelectuales”, por poner unos ejemplos, destacan el luso José Saramago, el chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalt (Pablo Neruda), y el peruano César Vellejo, que en 1923 se vino a Europa no regresando jamás a su patria.

Saramago, como ya sabrán, apoyó la tiranía castrista, que torturó precisamente a intelectuales, poetas, escritores, etc. tales como Heberto Padilla o Raúl Rivero, por el simple “delito” de pedir libertad y democracia para Cuba

Conviene recordar que este sujeto Saramago decía en cierta ocasión que  

“En ningún momento de la Historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona”. Precisamente su ideología es la campeona en separar, quemar y torturar.  

Por otra parte, y como también sabrán, Saramago se afilió al partido comunista de Portugal en 1969, teniendo una especial simpatía por Fidel Castro y por el sistema comunista, al que defendía con todas sus fuerzas.

Pero, claro, el pobre hombre vivía en un chalet de lujo en Lanzarote, gozando y aprovechándose de las ventajas del mundo capitalista que tanto criticaba. No se le ocurrió marcharse a vivir a Cuba o a Corea del Norte, por ejemplo.

En la próxima entrega veremos algo sobre Pablo Neruda.





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