domingo, 19 de febrero de 2017

“Yo escogí la libertad” ( I I I )


Así se intitula el libro de Victor Kravchenko, editorial NOS, 1.947, 495 páginas incluido el índice. Hay otra versión muy posterior de esta obra, editada por Ciudadela, Madrid, 2.008 y con 320 páginas. Nosotros vamos a comentar la primera.


Lo primero que hay que decir es que el autor fue una de las muchas personas que tuvieron agallas para denunciar todo el terror y toda la barbarie del mundo comunista, llegando a ser perseguido a muerte por Stalin y su camarilla.

Seguimos viendo el capítulo intitulado “El Kremlin en la guerra”, página 401que habla sobre la crueldad del trabajo infantil en la URSS. En las páginas 415 y 416 se lee: 

“Si el sistema de reclutamiento de obreros infantiles continúa, y existen indicios de que así es, el Estado soviético tendrá a su disposición, allá por el año 1960, de treinta a cuarenta millones  de obreros adiestrados en dichas clases regimentadas. Será un nuevo género de proletariado. Las influencias interiores, reminiscencias de un pasado más breve, y las influencias intelectuales, más allá de las prescritas por las autoridades, habrán quedado reducidas al mínimo. Completamente adoctrinados, creyentes en los dogmas comunistas y las teorías stalinistas de la revolución mundial, serán personas sin el menor recuerdo de la libertad personal y fanáticos del Estado. Estos rusos, moral y políticamente desarraigados, representarán una fuerza formidable en manos del régimen, ya para aventuras dentro del país o en el extranjero.

Esta corporación cuidadosamente condicionada dé ciudadanos será suplementada por nos veinte millones de reos de trabajos forzados de la N. K. V. D. y por un enorme ejército de soldados y oficiales de ca¬rrera, instruidos desde su niñez sobre la base del stalinismo, para defensa de la exaltación soviética por encima de las fuerzas en activo y militares en re¬serva. Tampoco se debe olvidar que, mientras tanto, se adoctrinarán a decenas de millones de otros muchachos en las escuelas ordinarias soviéticas, donde la devoción al régimen y sus métodos ocupa el primer lugar en el curso escolar.

El cuadro mental de esta humanidad movilizada, digno de una pesadilla, se hallaba constantemente ante mí mientras negociaba la obtención de mano de obra para atender a los pedidos de varios Comisariados, con objeto de realizar urgentes planes de producción. Me parecía la mayor aproximación en términos humanos a un hormiguero o a una colmena. El hecho de que estuviera embellecido con hipocresías acerca de la dignidad del trabajo y servicio a la. colectividad «socialista», administrada por «jefes de la clase obrera» como el negrero Shvernik, hacía el cuadro todavía más monstruo ante mis ojos. Claramente, mi «liberalismo podrido» estaba demasiado arraigado para poder curarse”.

Como siempre decimos, libro recomendado para los historieteros de fascículo y para los fanáticos y pedantes marxistas infumables.

Continuará.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog