sábado, 4 de febrero de 2017

España es diferente ( I I I )


Y continuamos con el slogan de “España es diferente”. Efectivamente, España era diferente, pero hoy también lo es, aunque por otros motivos. Veamos algunos.


La envidia, la mala fe, el resentimiento, el odio, la desconfianza y algunas cosas más también negativas, están campando por sus respetos dentro de “los muros de la Patria mía”, auspiciadas por los de la internacional de la mentira, del odio y del terror.
Casi ochenta años después de terminada nuestra Guerra Civil, volvemos otra vez a la discordia y al enfrentamiento que envenenaron en aquellos tiempos a toda España, ya que las “nuevas fuerzas progresistas” están inculcando otra vez la revancha y la venganza, a base de contarnos historias de naciones que nunca existieron, o de contarnos también las monsergas marxistas de siempre que, como ya está demostrado sobradamente,  no han traído más que miseria, horror y terror.

También somos diferentes porque aquí no existe un verdadero orden legal, ya que parece que nadie quiere defender, o modificar, según los casos, ciertas leyes que hacen que las personas normales estén completamente desprotegidas de tanto delincuente de todo tipo.

Por otra parte, en vez de solucionar los muchos problemas que tenemos a base de razón, de buena voluntad,  para llegar a acuerdos, lo que priva, ante todo, es el insulto y el agravio “al contrario”. Esto es lo que vale. Tal parece que, como decíamos en otras entregas, estamos al final de una época y principios de otra nada halagüeña.

También somos diferentes porque no nos damos cuenta de que la libertad es el auténtico tesoro por el que merece la pena luchar, y no nos damos cuenta  también que precisamente por esa libertad seremos capaces de elegir, para que no nos impongan ideas e ideologías basadas en el populismo,  en la demagogia y en la logomaquia, que lo único que buscan y persiguen es el poder total y absoluto para evitar, obviamente, que el “pueblo soberano” piense, que dude, que pueda decir libremente lo que le parezca y, como último fin, hacer desaparecer el individuo. Todo esto lo explayan, claro, por mor de una supuesta igualdad, igualdad que ha dejado millones de muertos en todo el mundo a lo largo de la Historia. Pero es igual, oiga, a los gurús ideológicos, con sus sofismas “ad verecundiam” o “magister dixit”, les importa un bledo, dos cominos y tres dídimos todo esto. Su fanatismo así lo exige.


Continuará.



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