Como decíamos en la anterior entrega, en ésta daremos un vistazo a la Literatura de la segunda mitad del siglo X V I I I.
Aunque no nos guste el tema, no nos queda más remedio que hablar de la monarquía que, tras el incalificable reinado de Carlos I I, se entroniza en España la casa de Borbón con Felipe V, que “gobierna” durante la primera mitad del siglo X V I I I, siguiéndole en la segunda mitad Fernando V I, Carlos I I I y Carlos I V, y en los primeros años del siglo X I X les sucede Fernando V I I, “El deseado”, o “El rey felón”, probablemente el monarca más odiado.
Durante el reinado de Felipe V, España entra en guerra con el archiduque Carlos de Austria en lo que se llamó Guerra de Sucesión, que duró trece años. La guerra de Cataluña terminó con la sumisión de Barcelona a Felipe V en 1.714.
Dando un pequeño salto, para no hablar tanto de la “raleaza”, a Fernando VI le sucede Carlos I I I, que firma el “Pacto de Familia” con Luis X V de Francia. Dicho pacto no fue nada más que un semillero de enfrentamientos, guerras y discordias, como fueron, entre otras, las guerras con Marruecos y Argel (1764 y 1767). Durante el reinado de este sujeto se expulsa a los jesuitas de España.
Como recordarán, en 1789 estalla la revolución francesa, que ejerció una gran influencia en varios aspectos, sobre todo en el político y social, y también en el literario.
Como recordarán también, la literatura del siglo de Luis X I V deslumbró a medio mundo, obscureciendo las manifestaciones artísticas de origen popular, que posteriormente glorificaría el Romanticismo.
Como vimos en anteriores entregas, las extravagancias y rareces de conceptistas y culteranos, unido al desprecio que los Borbón tenían contra todo tipo de manifestaciones literarias de contenido y sabor clásico, despertaron una gran afición por esta literatura de tipo francés, llena de normas, preceptos y reglas, siendo el principal representa de esto el francés Nicolás Boileau, poeta y crítico.
Como consecuencia de estos cambios e innovaciones, los literatos se dividieron en dos grupos, que se enfrentaron y combatieron con gran dureza. Unos eran partidarios y seguidores de la tradición nacional, mientras que otros defendían las manifestaciones literarias del estilo francés. Como no podía ser de otra manera, el pueblo siguió esa misa moda, principalmente en el teatro, llamándose “chorizos” a los tradicionales y “polacos” a los afrancesados.
En la próxima entrega veremos algo sobre el “Diario de los Literatos”, publicado a principios de 1737, así como el nombre de varios literatos .
Continuará.
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