jueves, 23 de febrero de 2017

Recordando la Historia. Los enemigos de la República ( I )



La falsificación de la Historia reciente de España ha sido uno de los programas en el que más empeño ha puesto ha puesto la izquierda. Nadie dice, por ejemplo, que la República fue atacada desde el principio por comunistas, que a la sazón era un partido minoritario, pero fuertemente apoyado por el criminal Stalin, y por los anarquistas, que eran numéricamente mayor que los comunistas. Las insurrecciones manifestaciones, huelgas salvajes, etc, patrocinadas y programadas por éstos, así lo demuestran.


Lo socialistas consideraban a la República como un paso intermedio para conseguir sus objetivos. No hay nada más que ver el comportamiento de uno de sus líderes máximos: Largo Caballero, el Lenin Español.


Fue colaborador de Pablo Iglesias y uno de los dirigentes del PPSSOOEE y de la UGT. En la República fue ministro de Trabajo durante el bienio de Azaña. También fue presidente del partido y responsable y pieza fundamental de la revolución de Asturias, a la que consideró como una muestra de la revolución soviética de 1.917, es decir, perseguía acabar con la República de entonces e imponer una de corte soviético y marxista. 


Durante dicha revolución asturiana, antesala de la guerra civil, y tras la toma de Mieres, se proclamó la primera república soviética. En dicha revolución hubo 1.300 muertos vilmente asesinados. 


Durante la guerra civil, fue ministro de la Guerra, y terminó enfrentándose al también socialista Indalecio Prieto.


Sin embargo, la propaganda repite machaconamente que los enemigos de la República eran de derecha. Esto es mentira. Lo que sucedió es que con la quema de conventos y asesinatos de clérigos, la derecha se desmarcó de la mentada República, que sin embargo era atacada desde todos los frentes por la izquierda, con sus crímenes, “huelgonas” y crisis constantes para, como decíamos antes, instaurar un régimen soviético.


También la citada propaganda presenta a los líderes de aquella República como personas inteligentes y de un gran nivel intelectual. Para comprobar esto, no hay nada más que leer cierto “periodiquín” local que traga todo lo que le echen.


Desde luego, sobre este asunto el mismísimo Azaña opinaba todo lo contrario. Si se echa un vistazo a sus Diarios, vemos que el alcalaíno habla de aquellos políticos, muchos de ellos correligionarios suyos, como "obtusos", "botarates", "gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta". También dice que son  notables por su "inepcia, injusticia, mezquindad o tontería".


En otra ocasión dice: "Me entristezco casi hasta las lágrimas por mi país, por el corto entendimiento de sus directores y por la corrupción de los caracteres", o esta otra joya "Zafiedad", "politiquería", "ruines intenciones".


Hablando de la España de aquellos momentos, dice: "Conciben el presente y el porvenir de España según se los dicta el interés personal".


Y sobre la política que se aplicaba en aquellos días:  "Política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta". 


Continuará




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