El
título completo del libro es “La ceguera
voluntaria. Los socialistas y el nacimiento del mito soviético”, autor
Christian Jelen, Editorial Planeta, 1.985, 235 páginas. El libro está prologado nada más y nada menos
que por Jean-François Revel. Esta obra es sencillamente estremecedora.
Como
decíamos en la anterior entrega, en esta última veremos algo sobre la
“grandiosa” revolución de octubre bolchevique y la toma del palacio de
Invierno. En las páginas 23 y siguientes, se lee:
“Años más tarde, los principales
protagonistas del golpe de octubre confirmarían esta versión de los hechos.
Según Ttrotski,, que en Petrogrado dirigió la toma del Palacio de Invierno,
‘los residentes dormían apaciblemente y no sabían que en aquel momento un poder
sucedía a otro. Adolf Ioffe, uno de sus adjuntos reconoce, que la toma del
palacio de Invierno no fue una hazaña. Por ejemplo, habían previsto que el crucero
Avrora bombardearía la sede del
gobierno provisiona, pero resultó imposible, y el barco se limitó a disparar un
cañonazo de fogueo. Tan sólo seis hombres de Ioffe resultaron muertos: fueron
las únicas víctimas de la ‘revolución proletaria’. ‘El batallón de mujeres
salió ileso – añade – Se rindieron llorando y exclamando: ‘No volveremos a
hacerlo’.
Antónov Ovséienko, uno de los
bolcheviques que participaron en la toma del palacio de Invierno, cuenta en sus
memorias que los soldados de Lenin y Trortski, la ‘élite del proletariado’,
cogieron una monumental borrachera después del asalto: ‘El regimiento
Preobazhenski, encargado de montar la guardia ante las bodegas del palacio de
Invierno, se emborrachó en su totalidad y fue declarado fuera de servicio. El
regimiento Pávlovski, nuestro apoyo revolucionario, tampoco resistió la
tentación. Se envió a grupos de hombres de distintos regimientos: también ellos
se emborracharon. Los comités tampoco resistían. Al atardecer, aquello era una
verdadera bacanal . . .’
Luego
comenta el autor un artículo de Kritchevki de diciembre de 1917 aparecido en el
periódico L’Humanité. Entre otras
cosas se lee:
“Cuenta también que la ‘ciudad
iniciadora de la revolución universal’ fue la sede de una inmensa orgía de vino
durante ocho días con sus noches: ‘Las bodegas del palacio de Invierno fueron
saqueadas sistemáticamente. El ejemplo de quienes forman la clase dominante de
la capital llevó a la borrachera a amplias capas populares incluyendo mujeres y
niños . . .
Frente a los borrachos, en cierto modo
sinceros, vimos a mercachifles, soldados y civiles que, tras beber con
moderación, se llevaron las botellas más caras, vinos generosos y champañas
refinados, para vnderlas a buen precio . . .Los ‘sinceros’ se emborracharon
como cubas . . .”
En
otro párrafo se lee:
“Pero antes de la dictadura bolchevique
no se habían visto nunca ‘progroms de vino’, ‘motines de borrachera’, ni la
embestida de los soldados ‘revolucionarios’ y del populacho hacia el alcohol;
embestida loca con tiros de fusil y de ametralladora en la propia capital
‘roja’ ”
En
fin, a pesar de todo lo visto y de lo que se expone en este magnífico libro que
recomendamos leer, aún hoy, y después del derrumbe dela URSS, todavía hay quien
se cree que la revolución de octubre fue grandiosa y generadora de progreso, de
fraternidad, de igualdad, y por si fuera poco, de libertad, libertad que en ningún
país comunista existió jamás. Pero los idiotas útiles que diría Lenin, aún
andan por ahí.
Como
siempre decimos, y no nos cansaremos de repetirlo, libro muy recomendado para
los de la memoria histórica, incluidos titiriteros, “artiscejos” y televidentes
esclavizados por lo políticamente correcto.
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