Ante la extraña situación, por no decir otra cosa, por la que atraviesa Europa en estos momentos, vamos a dedicar unos artículos al tema.
Como decíamos en la entrega ( I I I ), en ésta seguiremos viendo la diversidad europea, por mucho que se hable de europeísmo y de europeidad. Y saben. “¡Ya somos europeos!” ¿Se acuerdan? Los “mass-media nos bombardeaban con esto.
Cuando nos hablaban del “europeísmo”, asunto este que ahora poco o casi nada se comenta, ¿a qué se referían? ¿A la definición de Europa como continente? Porque otra definición no se puede hacer. Las diferencias lingüísticas, étnicas, culturales, y si nos apuramos un poco religiosas, así lo demuestran. Claro que siempre hay optimistas que hablan de bases constructivas dentro de esta diversidad europea. Tal es el caso del “federalista” Henri Brugmans (1906-1997) cuando manifestaba:
“La cultura, es decir, un comportamiento común, una actitud similar ante la vida, ideales nacidos entre nosotros, experiencias históricas vividas conjuntamente, si bien a menudo de forma separada”
¿Acaso se cumple algo de este párrafo en esta destartalada España? ¿Cómo se va a cumplir en Europa? ¿Acaso los franceses, ingleses, alemanes, etc, etc, no tienen una idea variada y compleja de Europa, distinta de la que tienen otras naciones? En fin, sin comentarios.
Si nos metemos en el campo político que, según dicen algunos, tiene por objeto superar las divergencias y diversidades de los distintos europeos, chocamos de frente con el asunto ideológico, en donde se ven todo tipo de tendencias, comentarios y consignas de lo más variopinto, ya sean “pacifistas”, separatistas, utópicas o de intereses puramente partidistas.
En la próxima entrega veremos algo sobre el origen de Europa, que se puede ver en la mitología griega.
Continuará.
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