A poco que se preste un poco de atención a tertulias, reuniones, charlas, comentarios, etc, etc, entre grupos de gente, ya sean amigos o simplemente conocidos, parece que el denominador común es preguntarse que qué va a pasar en esta destartalada y resquebrajada España a tenor de lo que se está viendo y oyendo.
El tema político parece que está ahora en el “candelabro” (como diría alguien que precisamente iba para político), y está en el “candelabro” porque el asunto preocupa, aunque muchos cuando les interesa, recurren al manido “yo no me meto en política”. Pero queramos o no queramos, lo cierto es que estamos metidos en el asunto porque estamos yendo por un camino lleno de obstáculos, que se irán agrandando si no se toman las medidas oportunas.
Y es que no vale esperar a que “lo resuelvan los demás”, en tanto que nos dedicamos a resolver “lo nuestro”. Después vendrán los lamentos, claro.
La gente en general quiere libertad, paz, orden, justicia, respeto, etc. Pero estos conceptos, para determinados líderes populistas y demagogos, tienen otro sentido totalmente distinto y opuesto. Siempre habrá distinción entre la persona y la bestia, aunque ambos sean animales. Ustedes ya me entienden.
Mientras no se arregle y se supere esta terrible situación por la que estamos atravesando, no se conseguirá nada, por muchos paños calientes que se pongan con el objeto de contentar a unos y a otros. Lo único que se conseguirá, y se está consiguiendo, es desgobernar.
Continuará.
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