domingo, 8 de enero de 2017

Censura ( I I )


En cualquier nación democrática, si las políticas que sigue el gobierno no son las acertadas, deben criticarse y ponerse en tela de juicio. Esto es elemental.

Pero aquí sucede que la crítica no existe, aunque nos hagan creer lo contrario. Cuando hay una “crítica” al gobierno, al receptor del mensaje, es decir, “el pueblo soberano”, se le “sobreinforma” con el objeto de que su capacidad de análisis y de deducción queden anuladas. Por otra parte,  el emisor de tal “crítica”, suele ser un fiel servidor de la voz de su amo ya que,  como hemos dichos muchas veces y está sobradamente comprobado, el poder mediático se encuentra cada vez en menos manos, y esas manos ya sabemos de quiénes son.

Esto lleva a la desaparición del pensamiento independiente y libre,  produciendo un pensamiento “estandar” que, en la mayoría de los casos, es fanático y extremista, en el que la verdad es constantemente ultrajada y la mentira campa por sus respetos, siendo muy difícil conjurar el peligro para la verdad y la libertad.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que la información (desinformación muchas veces) y la comunicación, funcionan según el mercado, o mejor dicho, se rigen por el mercado. Es decir, si el “mercado” exige que se hable de “famosos”, esa bolsa se cotizará al alza, aunque sus valores no sean precisamente éticos y morales.

Otro asunto grave  de esos “profesionales de la información”, que destilan relativismo moral por los cuatro costados, y se erigen en los trompetistas de lo políticamente correcto, es que tramiten que el tal relativismo es un “triunfo de la libertad de expresión”.

Pero estos relativistas de la libertad de expresión, se ponen catatónicos e intolerantes cuando alguien saca a palestra temas de gran calado, como puedan ser el aborto, la eutanasia, los menores violados y violadores, la delincuencia juvenil, etc. No dicen ni “mu” cuando en la tele-basura se ven todo tipo de programas que tratan de divertir con la crueldad, con la violencia, con lo sensacionalista, con lo macabro, con la vida de los “famosos”, transmitiendo un modelo de vida que hay que imitar y que te llevará al éxito. Si se hace la menor crítica a todo esto, son capaces de lanzarte un cohombro a la cabeza.


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