lunes, 4 de diciembre de 2023

“Contra Occidente”


 

El título completo de este libro es “Contra Occidente. La emergente alianza antisistema”, autor Gustavo de Arístegui, Editorial, La Esfera de los Libros, S.L., 2008, 470 páginas, incluido el índice onomástico.

Sencillamente es un libro impresionante, en el que se nos dice que la alianza contra Occidente es producto de fobias, odios, inquinas y enemigos promovidos fundamentalmente por el gorila rojo Hugo Chávez, aunque el resto de los otros sujetos sean aparentemente diversos y heterogéneos, como “intelectuales” de extrema izquierda, activistas violentos e islamistas radicales. Los líderes ya sabemos cuáles son:

 Evo Morales, Fidel Castro, Hugo Chávez, Muqtada Al Sadr, líder chií radical de Iraq, Hassan Nasrallach, secretario general del partido libanés Hizbullah, Ahmadineyad, presidente de Irán, Kim-Jong-Il, presidente de Corea del Norte, y alguno más.

 En la página 155 del citado libro, Capítulo 3 intitulado “El islamismo y el encaje en la alianza antisistema”, se lee:

 “Muchos son los que han observado, con justa extrañeza, la imperiosa atracción que la izquierda en general y los partidos socialistas tercermundistas en especial sienten por el fundamentalismo islámico, mostrando hacia éste una forma de respeto que asombra, pues cabe preguntarse cómo es posible que una creencia dogmática, pero laica y atea, pueda admirar otra que basa su identidad en creer en Dios y en sus profetas. Por izquierdas entendemos, en este contexto, no los partidos socialistas de la mayor parte de Europa, que se han desprendido ya, y de verdad, de su base marxista, sino de los que mantienen tesis radicales, además de la mayor parte de los partidos socialistas del tercer mundo.

 Y, sin embargo, la fascinación ejercida por el islamismo sobre los partidos y movimientos de la izquierda y otros aún más radicales no es tan difícil de entender si se estudian bien los parámetros sobre los que ambas formaciones se apoyan.

 Cierto es que la izquierda tercermundista y radical no tiene un Dios propiamente dicho, ni unos profetas, aunque se esfuerza en tenerlos a base de reconocer la omnipotencia e inhabilidad de su líder y de su cúpula dirigente. Hay algo de verdad intrínseca e irreducible en el mensaje que transmiten todos sus colaboradores, a los que parece haber tocado la mano de la  “gracia”  del caudillo. Sin embargo, quizá esto no sea tan importante, sino más bien la coincidencia del objetivo y de las estrategias, y el paralelismo de tácticas y programas.

 En efecto, si dejamos a un lado la teología, observaremos sin dificultad que los dos movimientos pretenden lo mismo: una sociedad dogmática en la que sólo se tolera su visión de la realidad y ninguna otra. Los que entienden esto serán parte del sistema, ya se trate de muyahidin, progres o radicales. Los que se queden fuera se convertirán en réprobos, mulhidin o, en el caso de las izquierdas radicales, fascistas. Lamentablemente algunas izquierdas no tan radicales se embarcan en esta nefasta costumbre de tachar de “facha”  a todo el que no acepte sus postulados. Todo el que no crea en la verdad y bondad absolutas del sistema deberá ser eliminado de la sociedad islamista o izquierdista radical de un modo o de otro, para que no inquieta a los demás ni sea un peligro para la jerarquía y para la utopía final, para la verdad incontrovertible de su interpretación del mundo, que quieren imponer a propios y extraños”.

 Como siempre decimos, libro recomendado para “catedraticoides”,  “historieteros” y “pensadores químicos”.



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