miércoles, 13 de diciembre de 2023

“Homo videns. La sociedad teledirigida”


 

Como decíamos en nuestro artículo “Sobre multiculturalismo” ( I ), insertado en este blog con fecha 20 de abril de este año, vamos a comentar someramente el extraordinario libro “Homo videns”. La sociedad teledirigida”, autor  Giovanni Sartori, Santillana de Ediciones Generales, S.L., febrero de 2.005, 244 páginas, incluido Índice Bibliográfico.

Poco se puede decir del autor que ya no se sepa. Someramente diremos que es un politólogo italiano, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2.005, y que esta obra la escribió en 1.998, levantando una polvareda por aquel entonces. Su pecado era el de arremeter contra una sociedad dominada y bombardeada por la “cultura” y la “filosofía” de lo visual y de la imagen, considerando razonadamente que este dominio de lo visual en detrimento de la palabra, hablada o escrita era, y es, una auténtica catástrofe. Prueba de esto es que hay una inmensa cantidad de personas que lo visto y oído por la televisión constituye el último dictamen. Lo dijo Blas, y  punto redondo.

 

Sartori nos dice en este libro verdades como templos. Así, mantiene que la invasión audio-visual aniquila las ideas y la crítica, eliminando de paso la capacidad de abstracción, e incluso, del entendimiento, todo ello por mor de la imagen, imagen e imágenes que se aceptan a pies juntillas y a ojos cerrados sin el más mínimo cuestionamiento, lo que aprovechan los gobiernos para manipular al “pueblo soberano”.

 Nos dice también Sartori que esto puede llevar a la desaparición de la democracia, ya que no hay razonamiento ni esfuerzo intelectual, porque la anestesia y la hipnosis son brutales. Vamos a insertar unos párrafos muy “ad hoc” con los tiempos actuales.

 En la página 77 se lee:

 “La televisión se caracteriza por una cosa: entretiene, relaja y divierte. Como decía anteriormente, cultiva al homo ludens; pero la televisión invade toda muestra vida, se afirma incluso como un demiurgo. Después de haber formado a los niños continúa formando, o de algún modo, influenciando a los adultos por medio de la información. En primer lugar, les informa de noticias más que de nociones, es decir, proporciona noticias de lo que acontece en el mundo, por lejano o cercano que sea. La mayoría de estas noticias terminan por ser deportivas, o sobre sucesos, o sobre asuntos del corazón (o lacrimógenas) o sobre diferentes catástrofes. Lo que no es óbice para que las noticias de mayor repercusión, de mayor importancia objetiva, sean las que se tratan de información política, las informaciones sobre la polis (nuestra o ajena). Saber de política es importante aunque a muchos no les importe, porque la política condiciona toda nuestra vida y nuestra convivencia. La ciudad perversa nos encarcela, nos hace poco o nada libres; y la mala política – que olvidamos incluye la política económica -  nos empobrece”.

 Asimismo, en la página 113 nos dice Sartori:

 “Además de falsas estadísticas y entrevistas casuales, la desinformación se alimenta de dos típicas distorsiones de una información que tiene que ser excitante a cualquier precio: premiar la excentricidad y privilegiar el ataque y la agresividad.

En cuanto al primer aspecto, me limito a observar de pasada que la visibilidad está garantizada para las posiciones extremas, las extravagancias, los exagerados y las exageraciones. Cuanto más descabellada es una tesis, más se promociona y se difunde. Las mentes vacías se especializan en el extremismo intelectual y, de este modo, adquieren notoriedad (difundiendo, se entiende, vaciedades). El resultado de ellos es una formidable selección a la inversa. Destacan los charlatanes, los pensadores mediocres, los que buscan la novedad a toda costa, y quedan en la sombra las personas serias, las que de verdad piensan. Todo esto significa ponerse a disposición de un interés mal entendido. El otro aspecto consiste, como ya he dicho, en privilegiar el ataque y la agresividad”.

 En resumen: hemos pasado del “homo sapiens” al “homo videns” por la supremacía de las imágenes sobre las palabras ¡Menuda evolución!

 No obstante, y afortunadamente, la aparición de Internet, que al fin y a la postre es otro medio de comunicación moderno, puede que sirva para revolucionar la sociedad desde abajo. Y decimos esto porque en la red se puede buscar todo tipo de información, permitiéndonos contrastar, analizar y hasta dudar.

 En fin, puede que la red de redes nos enseñe a no aceptar nada sin antes contrastarlo y que nos enseñe, asimismo, a no hacer caso de esos sujetos, “sujetas” y “sujetes”, cretinos/as/es, que se creen tener una visión privilegiada sobre el mundo, asegurando estar en posesión de la verdad, sobre todo cuando lo dicen desde la pantalla de la caja tonta.



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