Como decíamos en nuestro
artículo “Sobre multiculturalismo” ( I ), insertado en este blog con fecha 20
de abril de este año, vamos a comentar someramente el extraordinario libro “Homo
videns”. La sociedad teledirigida”, autor
Giovanni Sartori, Santillana de Ediciones Generales, S.L., febrero de
2.005, 244 páginas, incluido Índice Bibliográfico.
Poco se puede decir del autor
que ya no se sepa. Someramente diremos que es un politólogo italiano, Premio
Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2.005, y que esta obra la escribió en
1.998, levantando una polvareda por aquel entonces. Su pecado era el de
arremeter contra una sociedad dominada y bombardeada por la “cultura” y la
“filosofía” de lo visual y de la imagen, considerando razonadamente que este
dominio de lo visual en detrimento de la palabra, hablada o escrita era, y es,
una auténtica catástrofe. Prueba de esto es que hay una inmensa cantidad de
personas que lo visto y oído por la televisión constituye el último dictamen.
Lo dijo Blas, y punto redondo.
Sartori nos dice en este
libro verdades como templos. Así, mantiene que la invasión audio-visual
aniquila las ideas y la crítica, eliminando de paso la capacidad de abstracción,
e incluso, del entendimiento, todo ello por mor de la imagen, imagen e imágenes
que se aceptan a pies juntillas y a ojos cerrados sin el más mínimo
cuestionamiento, lo que aprovechan los gobiernos para manipular al “pueblo
soberano”.
Nos dice también Sartori que
esto puede llevar a la desaparición de la democracia, ya que no hay razonamiento
ni esfuerzo intelectual, porque la anestesia y la hipnosis son brutales. Vamos
a insertar unos párrafos muy “ad hoc” con los tiempos actuales.
En la página 77 se lee:
“La televisión se caracteriza por una cosa:
entretiene, relaja y divierte. Como decía anteriormente, cultiva al homo ludens; pero la televisión invade
toda muestra vida, se afirma incluso como un demiurgo. Después de haber formado a los niños continúa formando,
o de algún modo, influenciando a los adultos por medio de la información. En primer lugar, les
informa de noticias más que de nociones, es decir, proporciona noticias de lo
que acontece en el mundo, por lejano o cercano que sea. La mayoría de estas noticias
terminan por ser deportivas, o sobre sucesos, o sobre asuntos del corazón (o
lacrimógenas) o sobre diferentes catástrofes. Lo que no es óbice para que las
noticias de mayor repercusión, de mayor importancia objetiva, sean las que se
tratan de información política, las informaciones sobre la polis (nuestra o ajena). Saber de política es importante aunque a
muchos no les importe, porque la política condiciona toda nuestra vida y
nuestra convivencia. La ciudad perversa nos encarcela, nos hace poco o nada
libres; y la mala política – que olvidamos incluye la política económica - nos empobrece”.
Asimismo, en la página 113
nos dice Sartori:
“Además de falsas estadísticas y entrevistas casuales,
la desinformación se alimenta de dos típicas distorsiones de una información
que tiene que ser excitante a
cualquier precio: premiar la excentricidad y privilegiar el ataque y la
agresividad.
En cuanto al primer aspecto, me limito a observar de
pasada que la visibilidad está garantizada para las posiciones extremas, las
extravagancias, los exagerados y las
exageraciones. Cuanto más descabellada es una tesis, más se promociona y se
difunde. Las mentes vacías se especializan en el extremismo intelectual y, de
este modo, adquieren notoriedad (difundiendo, se entiende, vaciedades). El
resultado de ellos es una formidable selección a la inversa. Destacan los
charlatanes, los pensadores mediocres, los que buscan la novedad a toda costa,
y quedan en la sombra las personas serias, las que de verdad piensan. Todo esto
significa ponerse a disposición de un interés
mal entendido. El otro aspecto consiste, como ya he dicho, en privilegiar
el ataque y la agresividad”.
En resumen: hemos pasado del
“homo sapiens” al “homo videns” por la supremacía de las imágenes sobre las
palabras ¡Menuda evolución!
No obstante, y
afortunadamente, la aparición de Internet, que al fin y a la postre es otro
medio de comunicación moderno, puede que sirva para revolucionar la sociedad
desde abajo. Y decimos esto porque en la red se puede buscar todo tipo de
información, permitiéndonos contrastar, analizar y hasta dudar.
En fin, puede que la red de
redes nos enseñe a no aceptar nada sin antes contrastarlo y que nos enseñe,
asimismo, a no hacer caso de esos sujetos, “sujetas” y “sujetes”, cretinos/as/es,
que se creen tener una visión privilegiada sobre el mundo, asegurando estar en
posesión de la verdad, sobre todo cuando lo dicen desde la pantalla de la caja
tonta.
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