viernes, 8 de diciembre de 2023

Colapso de la URSS. Cambio de vida para millones de personas ( X V I I )


 

Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos cómo el gobierno engañaba al pueblo con lo de la “felicidad colectivista”.

Bajo la dirección de la burocracia comunista, campesinos y obreros se debatían en la servidumbre. Los sueños de grandeza brillaban por su ausencia. El mismo Lenin no conseguía ni podía transformar por arte de birlibirloque, la idiosincrasia de un pueblo psíquica y étnicamente variado y complejo que, además, ocupaba una gran extensión de terreno.

Muchas veces las masas, de las que tanto habla la doctrina marxista, protestaban contra la jefatura tiránica del partido, partido que al fin y a la postre había salido de su seno. Otras veces no tuvieron más remedio que escuchar discursos y monsergas típicas, como la que soltó Bujarin en 1925 a la juventud comunista rusa:

“Cuando la clase obrera no se halla en el gobierno, debe pensar en destruir su poder y en romper las relaciones existentes entre las diversas clases; no necesita entonces pensar en consolidar la economía nacional. Pero una vez en el poder, los problemas cambian.

No bien la sociedad comunista se halle consolidada y desarrollada, las producciones serán abundantes, y cada uno podrá tomar lo que necesite . . .cada cual retirará de la factoría comunal  lo que precise. El dinero no tendrá valor” ( I ). En fin, sin comentarios.

En una palabra: los trabajadores, mientras no lleguen a la soñada época de la “felicidad colectiva”, muy distante y problemática, están obligados a esforzarse para construir una gran economía nacional, evitando huelgas y todo tipo de manifestaciones contra el poder.

En la próxima entrega veremos el “modus vivendi” de los desesperados trabajadores de la URSS.

Continuará.

( I ).-  “El imperio soviético”, autor Dionisio R. Napal, Editorial Stella Maris, Buenos Aires 1932, páginas 171 y 172.



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