sábado, 9 de diciembre de 2023

La mitología y la política ( X V I )


 

Vamos a ver ciertos personajes mitológicos. Algunos de ellos podrían “vivir” en estos tiempos sin ningún problema. También veremos palabras, e incluso frases, que se usan hoy día y cuyo origen son nombres de la mitología. Aclararemos que la citada mitología a la que hacemos referencia es la griega, y en algunos casos la romana.

Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre los trabajos de Hércules. Como podrá verse, dichos trabajos comprendían tres matanzas, cuatro capturas, cuatro robos y una limpieza, estando ordenados por el rey Euristeo y transmitidos a Hércules por su emisario Talcibio, como ya hemos dicho en la anterior entrega.

Primer trabajo: matar al león de Nemea. Nemea era una ciudad del Peloponeso y en sus boques habitaba un monstruo en forma de león que mataba despiadadamente. Usando sus armas, Hércules se enfrentó al león, pero tal enfrentamiento fue un fracaso. Entonces tapó una de las entradas donde se cobijaba el animal, y acorralándolo, lo estranguló. Después, y con la ayuda de Atenea, desolló al animal, usando desde aquel momento la piel del león como armadura.

Segundo trabajo: matar a la Hidra de Lerna. Esta Hidra era también un monstruo, pero que vivía en el agua y tenía la forma de serpiente. Era cruel y despiadada como el león de Nemea.  Su cuerpo podía tener hasta diez mil cabezas, además de poseer un aliento venenoso. Después de cortar algunas de dichas cabezas, Hércules observó que le nacían otras nuevas. Entonces decidió cortarlas todas, quemando los huecos. De esta forma mató a la Hidra. Y por último mojó sus flechas en su venenosa sangre, con lo que quedó completado su segundo trabajo. 

Tercer trabajo: capturar a la cierva de Cerinia.  Esta cierva tenía las pezuñas de bronce y los cuernos de oro. Hércules tenía que capturarla para entregársela a Euristeo. Era tan veloz, que las flechas de Hércules no la alcanzaban. La persiguió día y noche durante un año hasta que llegaron  a Hiperbórea, capturándola allí mientras bebía agua. 

Cuarto trabajo: capturar al jabalí de Erimanto. Este animal se caracterizaba  por los estragos que causaba en los terrenos de su entorno, siendo incapaces los habitantes de Erimanto de capturarlo. Una vez que hércules divisó al animal, lo persiguió durante horas, hasta que lo acorraló en una zona en la que había mucha nieve. Hércules, saltando sobre su lomo, lo sujetó con cadenas, llevándolo hasta Micenas sobre sus hombros.

Quinto trabajo: limpiar los establos de Augías en un día.  Augías era un rey de Élide que tenía unos establos que jamás habían sido limpiados. El olor que despedían era insoportable.  El objetivo del rey Euristeo al encargar este trabajo a Hércules, era el de humillarle, ya que la cantidad de excrementos que allí había era inmensa, siendo imposible limpiarlos en un día. Pero Hércules, con gran astucia, realizó su trabajo abriendo un canal que atravesaba las cuadras, y desvió por él los cauces de los ríos Alfeo y Peneo, lo que hizo que las aguas de estos ríos arrastraran toda porquería y suciedad.

Sexto trabajo: matar a los pájaros del Estínfalo. Estínfalo era un lago donde moraban unas aves que tenían las alas, los picos y las garras de bronce, además de ser sus excrementos venenosos, lo que hacía que los cultivos y las cosechas quedaran totalmente arruinadas, siendo también aves carnívoras.  Euristeo ordenó a Hércules que exterminase dichas aves, pues además había ocasiones que atacaban a la población. El pobre Hércules en esta ocasión no se le ocurría nada, hasta que se le apareció  Atenea  dándole un cascabel de bronce, ordenándole que lo tocara desde una montaña elevada. Al oír semejante cascabel, las aves huyeron asustadas alejándose para siempre del mencionado lago Estínfalo.

Séptimo trabajo: capturar al toro de Creta. La principal característica de este animal salvaje, era que echaba fuego por sus narices, causando grandes estragos en la isla de Creta que, como es sabido, es la isla más grande de Grecia. El rey Minos, prometió a Poseidón hacerle un sacrificio, con lo que éste hizo salir del mar al toro. Minos, encontró al animal tan bello y hermoso, que en vez de sacrificarlo lo incorporó a sus rebaños como semental, lo que enfureció a Poseidón haciendo que la reina Pasífae se enamorase del toro. Resultado de este amor fue el Minotauro, que significa toro de Minos, lo que hizo que el toro se volviera loco. Hércules consiguió capturarlo subiéndose a lomos del animal, llevándolo a través del mar Egeo hasta Micenas donde le esperaba Euristeo, el cual, al verlo tan bravo y hermoso, quiso ofrecérselo a Hera, que era la reina de los dioses, pero ésta rechazó el ofrecimiento ante la ferocidad del toro, lo que produjo que Euristeo le dejase libre volviendo  a las andadas.

Octavo trabajo: robar las yeguas de Diomedes. Las yeguas de Diomedes, cuatro según unos autores o veinte según otros, se caracterizaban porque comían carne humana, carne que provenía de los huéspedes del citado Diomedes. Hércules, acompañado de un puñado de voluntarios, consiguió quitárselas, pero Diomedes lanzó su ejército contra ellos. En esta lucha, Hércules consiguió matar a Diomedes, arrojando su cuerpo con vida a sus propias yeguas que, una vez devorado el cuerpo, se volvieron totalmente mansas, lo que permitió a Hércules atarlas al propio carro de Diomedes y llevárselas a Micenas, regalándoselas a Hera. Como dato curioso decir que para algunos, Bucéfalo, que quiere decir cabeza de buey, y que era el caballo de Alejandro Magno, era descendiente de estas yeguas.

Noveno trabajo: robar el cinturón de Hipólita. Ese trabajo no fue ordenado por Euriteo, como los anteriores, sino por una hija de éste, Admete, que al enterarse de que la reina amazona Hipólita tenía un cinturón mágico que le había regalado su padre, Ares, dios de la guerra, quiso conseguirlo a toda costa.  Sobre este trabajo hay dos versiones:  una que dice que Hipólita se enamora perdidamente de Hércules, dándole el cinturón, y otra que dice que no hubo tal enamoramiento, sino que Hércules secuestró a Melanipa, hermana de Hipólita, pidiendo el cinturón como rescate, cosa que consiguió liberándola.

Décimo trabajo: robar el ganado de Gerión. Gerión era un monstruo que estaba formado por tres cuerpos con sus correspondientes cabezas y extremidades. A pesar de todo esto tenía forma humana. Poseía un inmenso rebaño que estaba custodiado por un pastor, Euritión, y por un perro de dos cabezas llamado Ortro. Una vez robado el ganado, Gerión fue en su busca y quiso matarlo, pero Hércules le lanzó una flecha impregnada con la sangre de Hidra, es decir, envenenada, que atravesó los tres cuerpos de Gerión ocasionándole la muerte. Una vez llegado a Micenas, donde como siempre le esperaba Euristeo, el ganado fue sacrificado a Hera.

Undécimo trabajo: robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Las Hesperídes eran unas ninfas que cuidaban un hermoso jardín, cuya ubicación era Tartesos, lugar situado al sur de la Península Ibérica. Por este motivo algunos dicen que tal sitio eran las Islas Canarias. Dicho jardín era el huerto de Hera, en el que había una arboleda que daban manzanas de aspecto dorado que daban la inmortalidad al que las comiese. Una vez en el jardín, Hércules engañó a Atlas, que era el que sostenía los cielos, diciéndole que se fuese a buscar unas manzanas, mientras él, Hércules, seguiría sosteniendo los cielos. Al volver Atlas con las manzanas, no aceptó la devolución de los cielos, diciéndole a Hércules que él mismo se  las llevaría a Euristeo. Pero Hércules le engañó de nuevo: le dijo que sujetase el cielo por unos momentos para ponerse su capa sobre los hombros como almohadilla. Atlas accedió, con lo que Hércules recogió las manzanas y se fue.

Duodécimo y último trabajo: capturar en los infiernos a Cerbero. Como ya hemos dicho cuando vimos a Cerbero, éste era un monstruo de tres cabezas  que tenía forma de perro y que custodiaba el Hades, que era el más allá de los griegos. El perro se encargaba de que los muertos no salieran y los vivos no entrasen. Hay varias versiones sobre este trabajo. Una de ellas dice que Hércules, para llevarse a Cerbero, lo único que hizo fue pedir permiso  Hades, permiso que le fue concedido con la única condición de que no hiciese daño al perro. Otra dice que Hércules disparó una flecha sobre Hades y luchando contra el perro logra sacarlo. Hay otra que dice que Hércules trató cariñosamente al fiero animal, y éste al verse tratado tan bien por primera vez, lo acompañó mansamente.

Continuará.



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