Vamos a ver ciertos personajes
mitológicos. Algunos de ellos podrían “vivir” en estos tiempos sin ningún
problema. También veremos palabras, e
incluso frases, que se usan hoy día y cuyo origen son nombres de la mitología. Aclararemos
que la citada mitología a la que hacemos referencia es la griega, y en algunos
casos la romana.
Como decíamos en la anterior entrega, en
ésta veremos algo sobre los trabajos de Hércules. Como podrá verse, dichos
trabajos comprendían tres matanzas, cuatro capturas, cuatro robos y una
limpieza, estando ordenados por el rey Euristeo y transmitidos a Hércules por
su emisario Talcibio, como ya hemos dicho en la anterior entrega.
Primer trabajo: matar al león de Nemea. Nemea era una ciudad del Peloponeso y en sus boques habitaba un
monstruo en forma de león que mataba despiadadamente. Usando sus armas,
Hércules se enfrentó al león, pero tal enfrentamiento fue un fracaso. Entonces
tapó una de las entradas donde se cobijaba el animal, y acorralándolo, lo
estranguló. Después, y con la ayuda de Atenea, desolló al animal, usando desde
aquel momento la piel del león como armadura.
Segundo trabajo: matar a la Hidra de Lerna. Esta Hidra era también un monstruo, pero que vivía en el agua y
tenía la forma de serpiente. Era cruel y despiadada como el león de Nemea.
Su cuerpo podía tener hasta diez mil cabezas, además de poseer un aliento
venenoso. Después de cortar algunas de dichas cabezas, Hércules observó que le
nacían otras nuevas. Entonces decidió cortarlas todas, quemando los huecos. De
esta forma mató a la Hidra. Y por último mojó sus flechas en su venenosa
sangre, con lo que quedó completado su segundo trabajo.
Tercer trabajo: capturar a la cierva de Cerinia. Esta cierva tenía las pezuñas de bronce y los cuernos de
oro. Hércules tenía que capturarla para entregársela a Euristeo. Era tan veloz,
que las flechas de Hércules no la alcanzaban. La persiguió día y noche durante
un año hasta que llegaron a Hiperbórea, capturándola allí mientras bebía
agua.
Cuarto trabajo: capturar al jabalí de Erimanto. Este animal se caracterizaba
por los estragos que causaba en los terrenos de su entorno, siendo
incapaces los habitantes de Erimanto de capturarlo. Una vez que hércules divisó
al animal, lo persiguió durante horas, hasta que lo acorraló en una zona en la
que había mucha nieve. Hércules, saltando sobre su lomo, lo sujetó con cadenas,
llevándolo hasta Micenas sobre sus hombros.
Quinto trabajo: limpiar los establos de Augías en un día. Augías era un rey de Élide que tenía unos establos que
jamás habían sido limpiados. El olor que despedían era insoportable. El
objetivo del rey Euristeo al encargar este trabajo a Hércules, era el de
humillarle, ya que la cantidad de excrementos que allí había era inmensa,
siendo imposible limpiarlos en un día. Pero Hércules, con gran astucia, realizó
su trabajo abriendo un canal que atravesaba las cuadras, y desvió por él los
cauces de los ríos Alfeo y Peneo, lo que hizo que las aguas de estos ríos arrastraran
toda porquería y suciedad.
Sexto trabajo: matar a los pájaros del Estínfalo. Estínfalo era un lago donde moraban unas aves que tenían las
alas, los picos y las garras de bronce, además de ser sus excrementos
venenosos, lo que hacía que los cultivos y las cosechas quedaran totalmente
arruinadas, siendo también aves carnívoras. Euristeo ordenó a Hércules
que exterminase dichas aves, pues además había ocasiones que atacaban a la
población. El pobre Hércules en esta ocasión no se le ocurría nada, hasta que
se le apareció Atenea dándole un cascabel de bronce, ordenándole
que lo tocara desde una montaña elevada. Al oír semejante cascabel, las aves
huyeron asustadas alejándose para siempre del mencionado lago Estínfalo.
Séptimo trabajo: capturar al toro de Creta. La principal característica de este
animal salvaje, era que echaba fuego por sus narices, causando grandes estragos
en la isla de Creta que, como es sabido, es la isla más grande de Grecia. El
rey Minos, prometió a Poseidón hacerle un sacrificio, con lo que éste hizo
salir del mar al toro. Minos, encontró al animal tan bello y hermoso, que en
vez de sacrificarlo lo incorporó a sus rebaños como semental, lo que enfureció
a Poseidón haciendo que la reina Pasífae se enamorase del toro. Resultado de este
amor fue el Minotauro, que significa toro de Minos, lo que hizo que el toro se
volviera loco. Hércules consiguió capturarlo subiéndose a lomos del animal,
llevándolo a través del mar Egeo hasta Micenas donde le esperaba Euristeo, el
cual, al verlo tan bravo y hermoso, quiso ofrecérselo a Hera, que era la reina
de los dioses, pero ésta rechazó el ofrecimiento ante la ferocidad del toro, lo
que produjo que Euristeo le dejase libre volviendo a las andadas.
Octavo trabajo: robar las yeguas de Diomedes. Las yeguas de Diomedes, cuatro según
unos autores o veinte según otros, se caracterizaban porque comían carne
humana, carne que provenía de los huéspedes del citado Diomedes. Hércules,
acompañado de un puñado de voluntarios, consiguió quitárselas, pero Diomedes
lanzó su ejército contra ellos. En esta lucha, Hércules consiguió matar a
Diomedes, arrojando su cuerpo con vida a sus propias yeguas que, una vez
devorado el cuerpo, se volvieron totalmente mansas, lo que permitió a Hércules
atarlas al propio carro de Diomedes y llevárselas a Micenas, regalándoselas a
Hera. Como dato curioso decir que para algunos, Bucéfalo, que quiere decir
cabeza de buey, y que era el caballo de Alejandro Magno, era descendiente de
estas yeguas.
Noveno trabajo: robar el cinturón de Hipólita. Ese trabajo no fue ordenado por
Euriteo, como los anteriores, sino por una hija de éste, Admete, que al
enterarse de que la reina amazona Hipólita tenía un cinturón mágico que le
había regalado su padre, Ares, dios de la guerra, quiso conseguirlo a toda
costa. Sobre este trabajo hay dos versiones: una que dice que
Hipólita se enamora perdidamente de Hércules, dándole el cinturón, y otra que
dice que no hubo tal enamoramiento, sino que Hércules secuestró a Melanipa,
hermana de Hipólita, pidiendo el cinturón como rescate, cosa que consiguió
liberándola.
Décimo trabajo: robar el ganado de Gerión. Gerión era un monstruo que estaba
formado por tres cuerpos con sus correspondientes cabezas y extremidades. A
pesar de todo esto tenía forma humana. Poseía un inmenso rebaño que estaba
custodiado por un pastor, Euritión, y por un perro de dos cabezas llamado
Ortro. Una vez robado el ganado, Gerión fue en su busca y quiso matarlo, pero
Hércules le lanzó una flecha impregnada con la sangre de Hidra, es decir,
envenenada, que atravesó los tres cuerpos de Gerión ocasionándole la muerte.
Una vez llegado a Micenas, donde como siempre le esperaba Euristeo, el ganado
fue sacrificado a Hera.
Undécimo trabajo: robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Las Hesperídes eran unas ninfas que cuidaban un hermoso jardín,
cuya ubicación era Tartesos, lugar situado al sur de la Península Ibérica. Por
este motivo algunos dicen que tal sitio eran las Islas Canarias. Dicho jardín
era el huerto de Hera, en el que había una arboleda que daban manzanas de
aspecto dorado que daban la inmortalidad al que las comiese. Una vez en el
jardín, Hércules engañó a Atlas, que era el que sostenía los cielos, diciéndole
que se fuese a buscar unas manzanas, mientras él, Hércules, seguiría
sosteniendo los cielos. Al volver Atlas con las manzanas, no aceptó la
devolución de los cielos, diciéndole a Hércules que él mismo se las
llevaría a Euristeo. Pero Hércules le engañó de nuevo: le dijo que sujetase el
cielo por unos momentos para ponerse su capa sobre los hombros como
almohadilla. Atlas accedió, con lo que Hércules recogió las manzanas y se fue.
Duodécimo y último trabajo: capturar en los infiernos a Cerbero. Como ya hemos dicho cuando vimos a Cerbero, éste era un monstruo
de tres cabezas que tenía forma de perro y que custodiaba el Hades, que
era el más allá de los griegos. El perro se encargaba de que los muertos no
salieran y los vivos no entrasen. Hay varias versiones sobre este trabajo. Una
de ellas dice que Hércules, para llevarse a Cerbero, lo único que hizo fue
pedir permiso Hades, permiso que le fue concedido con la única condición
de que no hiciese daño al perro. Otra dice que Hércules disparó una flecha
sobre Hades y luchando contra el perro logra sacarlo. Hay otra que dice que
Hércules trató cariñosamente al fiero animal, y éste al verse tratado tan bien
por primera vez, lo acompañó mansamente.
Continuará.
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