martes, 12 de diciembre de 2023

La verdadera Historia, no la “memocrática” ( L X X I )


 

Y seguimos con la influencia soviética sobre la II República española que, como ya hemos dicho varias veces, se sigue omitiendo por los “historieteros” de ahora. Tal influencia destacaba sobre todo en el campo religioso.

La religión y la República

Como ya es sabido, los españoles de aquella nefasta República estaban divididos y enfrentados por muchas cosas, pero quizá la más grave haya sido por la cuestión religiosa.

Esta división fue fomentada y auspiciada por la izquierda, principalmente por comunistas y socialistas, en el mismísimo momento que se proclamó la República.  Basta con recordar la declaración de principios enunciada por Niceto Alcalá Zamora, y aprobada por el denominado gobierno provisional, en la que se dice que se iba a hacer frente sin contemplaciones “a quienes desde fuertes posiciones seculares de poder puedan dificultar su consolidación”. No hace falta ser ningún zahorí para darse cuenta que se refería a la Iglesia. Lo que pasó después ya es de sobra conocido: el pensamiento y creencias religiosas servirían para el enfrentamiento entre los españoles, enfrentamiento que era hábilmente llevado al terreno político.

En esto colaboraba la prensa izquierdista y otra que no sabríamos cómo calificarla. Nos estamos refiriendo a periódicos como “El Socialista”, “La traca”, “El cencerro” o “El frailazo”.

En el primero se podía leer el uno de noviembre de 1.931: “Hay que destruir a la iglesia romana, creadora de nuestra leyenda negra y que ha incorporado a nuestra historia el estigma de una tradición de fanatismo, intransigencia y barbarie . . .”

En “El frailazo” y en “El cencerro” aparecieron unas fotografías de esqueletos humanos, diciendo que tales esqueletos había sido encontrados en conventos de clausura, a la vez que se comentaba que dichos conventos eran recintos privados para que no se supiesen los actos que frailes y monjas cometían entre ellos.

Como es lógico, hubo réplicas a estas difamaciones y monstruosidades. Así, se repartieron unas octavillas poéticas, tales como:

“Si pública es la mujer,

que por p… es conocida.

República es a su vez

la p… más socorrida,

y partiendo de esta base,

es de lógica absoluta,

que todo aquel que se precie,

de ser de la República hijo,

viene a ser a punto fijo,

un hijo de la gran p…”

Este era el ambiente de enfrentamiento y odio que había en aquellos años. Esperamos y deseamos que no vuelva a suceder esto, aunque tal como están los tiempos . . .

¿Figurará algo de esto en la “memoria democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor Yolanda?

  Continuará.



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