Y seguimos con la influencia soviética sobre la
II República española que, como ya hemos dicho varias veces, se sigue omitiendo
por los “historieteros” de ahora. Tal influencia destacaba sobre todo en el
campo religioso.
La religión y la República
Como ya es sabido, los españoles de
aquella nefasta República estaban divididos y enfrentados por muchas cosas,
pero quizá la más grave haya sido por la cuestión religiosa.
Esta división fue fomentada y auspiciada
por la izquierda, principalmente por comunistas y socialistas, en el mismísimo
momento que se proclamó la República.
Basta con recordar la declaración de principios enunciada por Niceto
Alcalá Zamora, y aprobada por el denominado gobierno provisional, en la que se
dice que se iba a hacer frente sin contemplaciones “a quienes desde fuertes
posiciones seculares de poder puedan dificultar su consolidación”.
No hace falta ser ningún zahorí para darse cuenta que se refería a la Iglesia.
Lo que pasó después ya es de sobra conocido: el pensamiento y creencias
religiosas servirían para el enfrentamiento entre los españoles, enfrentamiento
que era hábilmente llevado al terreno político.
En esto colaboraba la prensa izquierdista y otra que
no sabríamos cómo calificarla. Nos estamos refiriendo a periódicos como “El
Socialista”, “La traca”, “El cencerro” o “El frailazo”.
En el primero se podía leer el uno de noviembre de
1.931: “Hay que destruir a la iglesia romana, creadora de nuestra leyenda
negra y que ha incorporado a nuestra historia el estigma de una tradición de
fanatismo, intransigencia y barbarie . . .”
En “El frailazo” y en “El cencerro” aparecieron unas
fotografías de esqueletos humanos, diciendo que tales esqueletos había sido
encontrados en conventos de clausura, a la vez que se comentaba que dichos
conventos eran recintos privados para que no se supiesen los actos que frailes
y monjas cometían entre ellos.
Como es lógico, hubo réplicas a estas difamaciones y
monstruosidades. Así, se repartieron unas octavillas poéticas, tales como:
“Si
pública es la mujer,
que
por p… es conocida.
República
es a su vez
la
p… más socorrida,
y
partiendo de esta base,
es
de lógica absoluta,
que
todo aquel que se precie,
de
ser de la República hijo,
viene
a ser a punto fijo,
un
hijo de la gran p…”
Este era el ambiente de enfrentamiento y odio que
había en aquellos años. Esperamos y deseamos que no vuelva a suceder esto,
aunque tal como están los tiempos . . .
¿Figurará algo de esto en la “memoria
democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor Yolanda?
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