Como decíamos en la anterior
entrega, en ésta seguiremos viendo lo que nos dice este libro sobre la miseria
del pueblo.
En la obra “El imperio soviético”, autor Dionisio R. Napal, Editorial Stella Maris, Buenos Aires
1932, 286 páginas, se lee en las 181 a 183:
“El diario La Opinión de
París publicó en su número del 10 de abril de 1932, una nota de su corresponsal
en Moscú, quien afirma que allí se sufre la mayor de las miserias, y que sólo
los funcionarios y los niños comen pan blanco. Agrega que a la población se le distribuye diariamente 400
gramos de pan negro por persona, fabricado con harinas de habas y papas, y que
un obrero especializado, sólo puede conseguir mensualmente un kilo de azúcar,
500 gramos de cebada y de cuando en cuando 250 de jabón.
La Prensa de Buenos Aires en su número 9 de mayo de 1932, publicó
un telegrama del que copiamos las siguientes líneas: ‘El gobierno de los
Soviets ha restringido los servicios de abastecimiento de pan para el pueblo, a fin de que el ejército rojo pudiera
encontrarse en mejores condiciones de eficiencia’.
Asimismo, el Estado que venía incautándose de la
totalidad de la producción agraria, se ha visto forzado a dictar un decreto que
concede a los agricultores, en grupos colectivos, la facultad de disponer en su
provecho personal de un 20 % aproximado de la cosecha. Esta resolución no puede
ser más elocuente y confirma la veracidad de las informaciones anteriores. La
resistencia de los campesinos ha determinado la crisis agrícola y ha puesto en
peligro la estabilidad del gobierno, que para mantenerse en el ejercicio del
poder público, no ha tenido más remedio que ceder”.
Y por aquellos años republicamos
españoles por aquí se leían pasquines “¡Viva
la URSS!”, además de crearse la “Asociación
de amigos de la Unión Soviética”. Muchos de los fundadores de dicha
Asociación no tenían ni idea del “modus viviendi” soviético ni de lo que allí
estaba sucediendo. Entre ellos destacan Pío Baroja, Jacinto Benavente (que
había sido Premio Nobel de Literatura en 1922), Concha Espina, Gregorio
Marañón, Nicanor Piñole, Ramón del Valle-Inclán y varios más.
También por aquellos años,
concretamente el 6 de noviembre de 1938, el diario “La Vanguardia”, publicaba
dos artículos intitulados “Veintiún años
de progreso y paz”, y “La vida en la
URSS. Una exposición en las Galerías Layetanas”, en los que se ponía a la
Unión Soviética por las nubes sin tener ni idea de cómo era la vida allí. Esto
lo veremos próximamente.
En la próxima entrega veremos
algo sobre la “moral” que quiso, y quiere, implantar el comunismo.
Continuará.
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