Así se intitula el libro de Edvard Shevardnadze,
Ediciones B, S.A., Barcelona 1991, 266 páginas.
La obra consta de nueve capítulos y un añadido
intitulado “Agosto del 91. Las ‘sombras’
salen a la luz”. Bajo nuestra modesta opinión, el capítulo más interesante
es el número 9, página 211, que tiene el título un poco largo: “El día
de Chernobil y Arrepentimiento. ¿Qué
camino conduce al templo? He hecho una elección”. A este capítulo le vamos
a dedicar otra entrega transcribiendo lo que en él dice el autor. Como siempre
decimos, libro recomendado para los fanáticos del comunismo que viven
tranquilamente en el mundo capitalista, sin haber sufrido en sus cuerpos y
almas las consecuencias de esta horrorosa y horrible dictadura.
Antes de nada, vamos a hacer una somera biografía del
autor que, obviamente, no tiene nada de fascista, ni de “lacayo del
imperialismo”, ni pertenece a la
“conspiración vaticanista judeo-cristiana”, etc, etc.
Nació en Georgia en 1928, cursando los estudios sobre
Historia, fue profesor sobre esta disciplina durante un año, pero pronto dejó
esta actividad para dedicarse a la política. En 1946 se afilió a la Liga de
Juventudes Comunistas (Komsomol), llegando rápidamente a ser secretario. Dos
años después, en 1948, ingresa en el Partido Comunista de todas las Rusias,
nombre éste que se daba al PCUS hasta 1952. Falleció en julio de 2.014.
En 1985, Mijail
Gorbachov, que a la sazón era secretario general de dicho PCUS, procedió a
renovar la nomenklatura del partido
con gente joven y partidaria de su proyecto de reformación, destacando
Shevardnadze como el más afín a dicho proyecto. En ese mismo año, Mijail le
nombró ministro de Asuntos Exteriores, sustituyendo al caduco Andrei Gromiko
que, como recordarán, en 1983 dio la orden derribar un avión surcoreano con 269
personas abordo, pereciendo todas, dando la disculpa mentirosa de que era un
avión espía, diciendo aquello de que “El
espacio de la Unión Soviética es sagrado”.
Con la perestroika
de Gorvachov, Shevardnadze se dio cuenta de que el PCUS era perjudicial para
sacar a la URSS del marasmo en el que se encontraba. A mediados de 1991,
después de dirigirse a todos los demócratas de la desaparecida URSS para
encauzar el nuevo proyecto presentó, junto con otras personas, entre las que se
encontraban los alcaldes de Moscú y Lningrado, el Movimiento por las Reformas
Democráticas, a la vez que, después de hacer una gira por Europa occidental,
presentaba el libro que estamos comentando.
En agosto de ese mismo año 1991 se produjo un golpe de
Estado, pronosticado por el propio Shevardnadze, en el que participaron los
altos jerarcas del Ejecutivo, así como de las Fuerzas Armadas y, como no, de la
KGB, aprovechando que Gorbachov estaba de vacaciones en Crimea. El resto de la
historia es de sobra conocido.
Dicho esto, vamos al capítulo 9, página 211, del que
hablábamos más arriba. Dice así:
“EL DÍA DE CHERNÓBIL Y ARREPENTIMIENTO.
¿QUÉ CAMINO CONDUCE AL TEMPLO?
HE HECHO UNA ELECCIÓN
Aquel asunto olía a escándalo.
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