jueves, 28 de diciembre de 2023

La mitología y la política ( X X V I )


 

Vamos a ver ciertos personajes mitológicos. Algunos de ellos podrían “vivir” en estos tiempos sin ningún problema. También veremos palabras, e incluso frases, que se usan hoy día y cuyo origen son nombres de la mitología. Aclararemos que la citada mitología a la que hacemos referencia es la griega, y en algunos casos la romana.

Parcas.-  Eran tres deidades que personificaban el destino. En la mitología romana se llamaban Nona, Décima y Morta. En la griega se denominaban Cloto, Láquesis y Átropos, las cuales tenían una misión concreta. Así, Cloto era la que hilaba; Láquesis, la que  devanaba y Átropos la que cortaba el hilo de la vida de las personas. De aquí viene la acepción de la palabra parca, que según el diccionario de los “inmortales” de la RAE, significa muerte o cesación de la vida. 

En la mitología romana  Nona representaba el nacimiento, Décima el matrimonio y Morta la muerte. Las tres tejían e hilaban lana blanca, mezclándola con hilos de oro y con otros de lana negra. El significado era que los hilos de oro representaban los momentos felices de la vida, y los de negro los momentos amargos.

Su poder eral tal, que hasta incluso algunos dioses las temían, como era el caso de Júpiter, que estaba bajo el poder de estas deidades. La característica principal  era que  predecían el destino de las personas escribiéndolo en un gigantesco muro de bronce, escritura que absolutamente nadie  podía borrar.

Paris.-  Era hijo de Príamo y de Hécuba, conociéndosele con el apodo de “El de la hermosa figura”. (Recordar que muchos personajes y deidades tenían apodos como Aquiles, “El de los pies ligeros”, que había participado en la guerra de Troya).

Hécuba, que era reina de Troya, durante el embarazo de Paris había tenido un sueño según el cual pariría una antorcha que prendería fuego a toda la ciudad. Paris, que aún no había venido al mundo, tenía un hermanastro, Ésaco, que tenía la virtud de interpretar los sueños, diciendo a los padres que tenían que abandonar a la criatura que iba a nacer. Príamo ordenó a un criado, de nombre Agelao, que dejase abandonado a Paris en un monte. Al criado le dio pena, y recogió a Paris criándolo como si fuera su propio hijo.

Cuando fue mayor, raptó a Helena, acto que causó la guerra de Troya. 

Aquí conviene recordar lo de “la manzana de la discordia”, que era simplemente una manzana dorada, que la diosa Eris (en la mitología griega era la diosa de la discordia, nombre este derivado de Discordia, que era su equivalente en la mitología romana), había seleccionado para entregársela a la más bella de las asistentes a la boda de Peleo, padre de Aquiles,  y Tetis, madre delas ninfas Ocenánides. Tal circunstancia encendió una gran disputa entre Atenea, Afrodita y Hera, siendo esta disputa otro de los motivos que desencadenarían la guerra de Troya.

Como ya sabrán, la frase “manzana de la discordia” es una expresión suave de ciertas ideas que si se expresasen de forma sincera y franca, se haría de forma poco agradable e incluso mal sonante. Un eufemismo, vaya.

Continuará.



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