domingo, 10 de diciembre de 2023

“La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo”. ( I I )


 

Continuamos con este magnífico libro.

El odio de los terroristas tiene su origen en lo que dictan, “razonan” y exponen sus líderes. Es decir, la ruta del odio, por parafrasear el título del libro, queda bien delimitada en cuanto a su origen, aunque después el recorrido sean el terror, el horror y la sangre.

En la página 102, se puede leer:

“Florencio Domínguez, en su libro Dentro de Eta. La vida diaria de los terroristas, reproduce un fragmento de la carta colectiva redactada por las compañeras y esposas de seis presos del GRAPO que, junto a otros,  abandonaron la organización, juzgándolos muy duramente: ‘Está claro que esos elementos ya no tienen nada que ver con los hombres que nosotras conocimos y quisimos. La cárcel les ha vencido, les ha humillado, les ha destruido hasta límites deplorables; la lucha se ha convertido para ellos en una enorme losa; la revolución les parece una utopía tan inalcanzable como el reino de los cielos; el Partido es para ellos como la Inquisición y la disciplina revolucionaria se les antoja tan insoportable como la propia clase que representan [ . . . ] ¿Qué tipo de sentimientos podemos albergar hacia unos contrarrevolucionarios [ . . .]. Y ante esto no hay amor, afecto o sentimiento que pueda situarse por encima de nuestras convicciones y de nuestros principios, no se puede ser un revolucionario y amar a un contrarrevolucionario’. ¿Fanatismo político/terrorista o puro sectarismo?”.

También nos narra Vaquero Oroquieta el silencio que se trata de imponer, y se impuso durante muchos años, de las protestas y reivindicaciones de las víctimas del terrorismo. Así, en la página 168, se lee:

“¿A qué se debía esa inhumana ambigüedad cuando no verdadera y expresa justificación, de los actos terroristas? Tal vez lo fuera como efecto de las simpatías sectarias derivadas de la afinidad ideológica existente entre las muy diversas izquierdas. Un tema tabú, no obstante, que muy pocos se han atrevido a abordar.

Costó años en invertir esa auténtica perversión social. Y fueron los supervivientes de los atentados y sus familiares quienes lideraron – ante la indiferencia de los poderes públicos y buena parte de la sociedad -  ese movimiento reparador. Irene Villa, Cristina Cuesta, Maite Pagazaurtundua, Ana Iríbar, Natividad Rodríguez, Teresa Jiménes-Becerril y tantas otras mujeres y hombres, dieron forma a un verdadero movimiento social en el que la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) jugó un papel vanguardista y precursor. Otras diversas asociaciones civiles, como el Foro Ermua, por su parte, contribuyeron poderosamente a situar en el centro de gravedad del debate social a las víctimas”.

Continuará.



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