Vamos a ver ciertos personajes
mitológicos. Algunos de ellos podrían “vivir” en estos tiempos sin ningún
problema. También veremos palabras, e
incluso frases, que se usan hoy día y cuyo origen son nombres de la mitología. Aclararemos
que la citada mitología a la que hacemos referencia es la griega, y en algunos
casos la romana.
Ganímedes.- Era hijo
de Tros, rey de Troya. Debido a su belleza, Zeus lo quiso tener como emisario,
convirtiendo en su amante, a la vez que lo nombró copero de los dioses. Por
estas circunstancias mitológicas, el satélite más grande del planeta Júpiter,
se llama Ganímedes.
Gigantes.- Eran hijos de Titea,
que había sido fecundada por la sangre de Urano. Se enfrentaron a Júpiter, a
quien declararon la guerra, siendo lanzados al abismo.
Gnido.- Era una pequeña elevación
montañosa situada en la ciudad de Caria, situada al suroeste de Turquía.
En este pequeño montículo tenía Venus (en la imagen) uno de sus
principales templos. Es famosa la escultura de Praxiteles la “Venus de Gnido”.
Una copia, obviamenete, la recordamos expuesta en una droguería. De esto hace más
de 60 años.
Gracias.- Eran tres hijas de
Júpiter y de Eurinomea. Estas deidades eran las encargadas de los goces y
satisfacciones intelectuales. A ellas les deben los oradores, los artistas, los
sabios, etc, etc, su sapiencia. Además eran las madres de la generosidad, la
alegría, la hermosura, la modestia, etc. Sus nombres eran Eufrosina, Aglae y
Talia.
Harpócrates.- Era una deidad menor
del Averno y dios del silencio. Sus dominios se extendían también al misterio y
al secreto. Se le representaba con una imagen de un joven de gran hermosura, de
aspecto tranquilo. Siempre aparecía sentado a la sombra de un albérchigo, que
es un árbol que da un fruto parecido al albaricoque, cuyas hojas tiene la
forma de la lengua humana, indicando con esto que se deben guardar los
secretos. Además, el dedo índice de la mano derecha lo tiene junto a sus
labios, queriendo decir que hay que ser reservados y sigilosos.
Hecate.- Era hija del titán
Perseo y de Asteria, y reina del Erebo. La etimología de este nombre proviene
de una voz griega que significa ciento. La característica de este dios infernal era que tenía
esclavizadas durante cien años a las almas de los muertos que no se habían
sepultado. Para liberar a dicha almas, se le sacrificaban cien víctimas,
sacrificio este conocido como hecatombe. De ahí el significado de esta palabra
en el Diccionario de la RAE: 1º) mortandad de personas; 2º) desgracia,
catástrofe; 3º) sacrificio de cien reses vacunas u otras víctimas , que hacían
los antiguos a los dioses, y 4º) sacrificio solemne en que es grande el número
de víctimas.
Continuará.
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