Así se intitula el libro de Jorge Martínez Reverte,
Círculo de Lectores, S.A., Barcelona, 2004, 642 páginas. La obra consta de los
siguientes apartados: “Viene un tropel de moros y legionarios”, páginas
7 a 174; “No pasarán”, páginas 191 a 343; “Aislar a la ciudad
traidora”, páginas 355 a 519, y “Dos ejércitos para una guerra larga”,
páginas 529 a 569. A continuación figuran “Apéndice”, “Notas”, “Bibliografía
consultada”, “Índice alfabético”, “Índice de mapas” y “Créditos fotográficos”,
páginas 577 a 637. Vean una imagen que adjuntamos.
El libro recoge historias, anécdotas y comentarios de
personas que combatieron en los dos bandos, amén de comentar también las
indigencias, amarguras y sufrimientos que padecieron. También nos cuenta el
autor los hechos más importantes que tuvieron lugar en Madrid durante aquellos
días, como por ejemplo, la muerte de Durruti; la fuga y huida del gobierno a
Valencia; las reyertas, disputas, altercados, luchas, etc, internas entre
anarquistas, socialistas y comunistas; los hechos de Paracuellos de Jarama; “los
agitadores profesionales enviados desde Moscú” ( I
) y “los milicianos de la retaguardia buscan por las calles a curas y
monjas para cebarse en ellos” ( I ), y varias cosas más.
En la página 245 se lee:
“Los aviones republicanos arrojan
octavillas sobre la ciudad recordando el 19 aniversario de la gesta proletaria
soviética. También, de la rebelión de la Comuna de París de 1870. Una victoria
y una derrota de los oprimidos, pero un solo espíritu, que es el que insuflan a
los defensores. Las mujeres son llamadas a escupir a la cara a los que huyan”. ( I I )
En la página siguiente se lee lo que dice La
Pasionaria:
“El pueblo se prepara para comenzar la
ofensiva que lleve al enemigo no a las afueras de Madrid ni a las afueras de
Toledo, sino que le aplaste y haga servir sus restos putrefactos de estiércol
para las tierras de nuestros campesinos . . .”.
En fin, sin comentarios.
( I ).- Estas dos frases
figuran en la contrasolapa de la portada del libro.
( I I ).- Menudos escupitajos
tenían que llevar en la cara los Carrillo, Pasionaria, Alberti y un largo etc,
cuando huyeron cobardemente de España.
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